Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
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Barack Obama llegó a la Presidencia siendo un crítico de varias operaciones exteriores del actual gobierno estadounidense, particularmente de la guerra en Irak y del excesivo gasto militar de las administraciones anteriores.
Esto ha levantado muchas expectativas en el mundo porque la gente presume que la actual línea dura yanqui, representada por George W. Bush, va a ser desechada por el gobierno de Obama. En una administración que practicará el dialogo y la no intervención exterior.
Pero, si Barack Obama nombra a Hillary Clinton como su Secretaria de Estado, es ella quien lo asesorará en política exterior y quien dirigirá después de Obama los asuntos internacionales de EEUU.
A la señora Clinton no se le puede quitar que está muy calificada para el cargo, no obstante, en muchos aspectos ella encaja bastante bien en la línea dura de la tradicional política exterior de Estados Unidos. Basta recordar que Clinton votó en 2002, desde el Senado, en favor de dar al Presidente Bush la autorización para intervenir militarmente en Irak. Al mismo tiempo que apoya el mantenimiento del embargo a Cuba, la guerra contra el terrorismo y la intervención humanitaria de EEUU en cualquier parte del mundo. Por si fuera poco, Clinton defiende el uso de medios diplomáticos, económicos y militares para hacer cumplir las políticas de EEUU en Irán.
Además, Hillary Clinton se negó a firmar el compromiso de la “American Freedom Agenda” para detener la tortura a los prisioneros de guerra y el espionaje telefónico nacional. Sin olvidar que estuvo a favor de la intervención en Haití, Bosnia y Kosovo.
Por lo tanto, si Barack Obama nombra a Hillary Clinton como directora de su diplomacia, seguramente tendrá pensada una política exterior de línea dura. Una postura que contradeciría las promesas de “cambio” y “no guerra” que el recién electo Presidente de EEUU hizo durante su campaña.
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Yo apoyo a Obama porque tiene buenas propuestas para la clase media, gracias, saludos.
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