Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org
Obama y su equipo piensan que, al ser comprensible desde muchos puntos de vista establecer un sistema de salud accesible para todos los estadounidenses, es indispensable presionar al Congreso y pasarle por alto a la opinión pública para aprobarlo.
Obama y su gente no se dan cuenta de que la reforma que plantean al sistema de salud tiene un rechazo que supera al menos en dos puntos a quienes la apoyan, es decir, un empate técnico. Y con un escenario así es desatinado tratar de imponer esta propuesta por el Congreso, ya que aún si lograran aprobarla por medio de presiones a congresistas y de alianzas políticas, la realidad es que un poco más de la mitad de los estadounidenses no respaldan una reforma tan sustancial a su sistema de salud.
Como están las cosas, no reformar el sistema de salud sería un error ya que casi la mitad del país lo desea, pero imponerle este anhelo a la otra mitad sin incluir sus propuestas sería un error aún peor. En este caso, lo correcto sería ampliar el debate y elaborar una propuesta que cuente con la participación de todos los sectores nacionales, de manera que el punto de vista y los intereses de todos sea plasmado en una modificación tan importante para el estilo de vida de los norteamericanos.
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