José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
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¿Cuántos cambios, reformas, leyes y prohibiciones ha ensayado el gobierno chavista en materia cambiaria, y qué ha ocurrido con nuestra moneda en cada uno de estos inventos?
Comenzando el gobierno de Chávez, por allá por 1999, se probó estabilizar la moneda nacional con un sistema de bandas de flotación que terminó en 2002, debido a que tal mecanismo no impidió que nuestra moneda se devaluara de manera importante.
El gobierno estableció desde entonces un estricto control cambiario que sería administrado por CADIVI, una mala imitación del RECADI de otros tiempos. Este sistema entorpeció bastante la adquisición de divisas extranjeras, y permitió que proliferaran las mafias dedicadas a enriquecerse con el tráfico de influencias para conseguir dólares. Cada año que transcurría bajo este nuevo régimen, el bolívar perdía más y más terreno frente al dólar.
A continuación el gobierno revolucionario comenzó a tirar flechas en materia de tipo de cambio. Se subastaban bonos para atender las demandas de las empresas y consumidores, pero estos bonos terminaban en manos de las mafias de siempre, y otra vez el resultado era corrupción, ineficiencia y un bolívar devaluado.
También se probó prohibir por ley la divulgación por los medios de comunicación del precio real del dólar, el llamado paralelo, creyendo que con censura se pondría un alto a la descabellada pérdida de valor del bolívar. Esta "flecha" tampoco pegó siquiera cerca del blanco, sirviendo sólo para que la gente se desinformara y los estafadores reventaran con los precios del dólar a la gente común. De nuevo, la propuesta del gobierno traía más ineficiencia, corrupción y devaluación de la moneda.
En medio de la desesperación de no dar pie con bola, a quienes están en el poder desde 1999 se les ocurrió una respuesta mediática a la crisis cambiaria venezolana. Creían que con papelillos, fanfarrias y cambios de nombres acabarían para siempre con el irreparable daño que le habían causado todos estos años a nuestra moneda. Entonces, en 2008, entra en vigencia el llamado bolívar fuerte, que de fuerte no tuvo nada, y al cabo de poco tiempo terminó entrando en un ciclo de devaluaciones tan graves como las de su predecesor.
A partir de allí, la crisis del bolívar se agravaría a niveles sólo vistos en las monedas de pequeñas naciones africanas. Crearían el SICAD, recortarían drásticamente la asignación de divisas extranjeras, generando con ello una enorme escasez de papel, leche, aceite, medicinas y productos de primera necesidad; y aplicarían una maxi-devaluación oficial de la moneda comenzando 2013, magnificando con ello todos los males hasta ahora descritos.
Para la recta final del año en curso, la moneda no aguanta más disparates ni inventos chavistas. Ellos lo saben, como lo ha indicado el ministro Nelson Merentes, y ahora vuelven a la sala de planificación a ver qué borrador aprueban a la carrera para detener el hundimiento de otro piso del barco. Mas sólo una cosa podemos tener por segura los venezolanos si se anunciara algún cambio, sea lo que sea que saquen del sombrero los chavistas, no tendrá efectos distintos a lo que han venido provocando sus erradas políticas cambiarias desde 1999.
Hasta que no se resuelvan las verdaderas causas que desintegran el poder adquisitivo del tipo de cambio nacional; esto es, la descontrolada inflación y la persecución contra el sector privado, las propuestas de quienes nos gobiernan otra vez terminarán en ineficiencia, corrupción y mega-depreciación de la moneda.
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