lunes, 25 de marzo de 2013

Lo que haría Maduro con la criminalidad

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Aún los más fieles simpatizantes de Hugo Chávez deben reconocer que uno de los más grandes fracasos de su gobierno fue el tema de la inseguridad. Nunca, como después de 14 años de "revolución", los venezolanos habíamos visto tantos asesinatos, secuestros, violencia carcelaria y narcotráfico. Hasta en ciudades o pueblos en donde apenas hace diez años era raro ver un crimen, hoy viven sus habitantes oprimidos por este flagelo social.

Lo interesante es que la delincuencia se desarrolló así bajo la administración de un carismático Teniente Coronel con maestría en ciencia políticas. Chávez conocía bastante el tema, tenía el liderazgo para enfrentarlo, y tuvo 14 años aprendiendo con ensaño y error de políticas anti-crimen; sin embargo, el problema lo rebasó.

¿Podemos pensar que con Maduro se solucionará nuestra grave crisis de inseguridad ciudadana? Maduro intentará aplicar las mismas políticas que al respecto desarrolló Chávez, pero sin entenderlas y sin tener la capacidad de dirigirlas hacia un mejor rumbo. Maduro ni siquiera tiene algún tipo de experiencia lidiando con elevadas tasas delincuencia, pues viene de una carrera política más ligada al mundo diplomático y sindical. No puede decirnos, por ejemplo, que cuando fue alcalde de tal parte debió enfrentar la campante inseguridad.

Si Chávez con su formación, experiencia, astucia y liderazgo no pudo con la delincuencia, tengamos por seguro que Maduro menos. No podemos ni imaginar adónde podrían llegar las estadísticas de criminalidad si la opción del nuevo candidato presidencial del PSUV resultara favorecida por el pueblo en las elecciones del 14 de abril. Tendremos que salir a comprar cámaras de vigilancia y perros guardianes el 15, si la gente elige a este señor para que gobierne 6 años.


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miércoles, 20 de marzo de 2013

Sobre el Sicad

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Como Cadivi ni ningún otro de los mecanismos probados por el chavismo ha podido frenar la devaluación de la moneda venezolana, el gobierno de Nicolás Maduro modificó una parte del sistema de control cambiario.

Cadivi sobrevive por ahora y, en reemplazo del Sitme, el gobierno crea el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), un método de asignación basado en subastas del que debemos resaltar varias cosas.

El Sicad implica una nueva devaluación. Claramente nos dicen las autoridades monetarias venezolanas que el valor del dólar-sicad no será el mismo que el del dólar-cadivi, sino que estará sujeto a la fuerza de puja y el criterio del momento del Banco Central de Venezuela. Eso nos dará obviamente mucho más que 6.3 por dólar.

El Sicad se diferencia muy poco de las otras estrategias. Se basa en restringir la oferta y culpar a los consumidores de "especular con la compra de divisas", los mismos principios que inspiraron Cadivi y el Sitme.

El Sicad además supone un banco central haciendo pagos directos a proveedores, quienes ganen la subasta no tendrán control de los dólares, ¿en cuál mundo sería eso eficiente? No podemos imaginar el banco central de un país encargándose de pagar la interminable lista de pequeñas facturas de enlatados, whisky y electrodomésticos, una por una, como si se tratara de una simpleza. Si es ineficiente el Saime sacando cédulas cada 10 años y con oficinas en todo el país, ¿con qué personal pretende el BCV asumir esta tarea?

Por otra parte, el gobierno insiste en incrementar el papeleo y establecer nuevas reglas frecuentemente, como si la economía asimilara los constantes cambios legales sin incurrir en retrasos y confusiones.

Además, se les ocurre que una subasta es una fórmula socialista, asignando los dólares al mejor postor, o al que conozca más contactos dentro del gobierno. Con el Sicad, el que tenga más billete se queda con las divisas (estilo capitalismo salvaje), y se genera un estrecho embudo que empuja la demanda hacia arriba al haber una escasa oferta. Las subastas en mercados sedientos favorecen el alza del precio.

Lo peor es que no se resuelven los problemas de fondo. El bolívar se devalúa por los desequilibrios macroeconómicos causados por el gobierno, no porque los venezolanos compren dólares. Así que no esperemos ni más eficiencia ni más estabilidad en el valor de la moneda. Las consecuencias serán las mismas o peores que lo que venimos observando. El Sicad también será un mecanismo idóneo para favorecer la corrupción, la escasez, el papeleo inútil y el abuso en los mercados alternativos.


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martes, 12 de marzo de 2013

Chávez, ¿el cristo de los pobres?

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
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Ni siquiera al rey David, una de las figuras más importantes del Antiguo Testamento, nadie se atrevió jamás a igualarlo a Cristo. Tampoco a personajes del Nuevo Testamento se les pretendió hacer de la misma jerarquía que nuestro Señor, ni siquiera a Juan el Bautista, ni a ninguno de los apóstoles, ni aún a Francisco de Asís, famoso por su sacrificada labor social.

Y es que cualquier hombre comparado con el auténtico mesías tiene muy pocas probabilidades de al menos parecérsele. Chávez, por ejemplo, no fue anunciado por ángeles ni profetas, no es el Hijo de Dios, no limpió el pecado del mundo, no está sentado a la derecha del Padre, no hizo milagros, no lo obedecía la naturaleza, no resucitó al tercer día, no tiene más seguidores que Jesús, ni se puede decir de él que haya vivido sin cometer un sólo error.

Pero, según la propaganda chavista, ni los servidores históricos de Dios más renombrados, y ni siquiera el propio mesías, se comparan con Chávez en su trabajo por los más necesitados. "El cristo de los pobres" fue el nombre que escogió la mercadotecnia cubana para honrar a Hugo Chávez en su muerte, como si el haberse hecho un liderazgo a punta de la bonanza petrolera más grande de la historia lo equiparara a Dios, como si el haber dejado una herencia personal de más de 2 mil millones de dólares fuera una hazaña comparable a las obras de Cristo, o como si el pollo congelado de Mercal tuviera más valor para el pueblo que la sangre del Salvador.

Afirmar que Chávez es el Cristo de los pobres es dar por sentado que Jesús no cumplía este papel para los necesitados, sino que su figura y mensaje servían sólo a los ricos, a los catires, lo cual es una doctrina herética que busca descalificar la vida y obra de Jesucristo, para asignar en su lugar a Chávez.

¡Qué torcido camina el régimen chavista! Nadie es merecedor de adoptar los títulos que pertenecen al Creador, mucho menos un mortal. Pretender usurpar los nombres de Dios es una perversión que sólo haría un anti-cristo, o alguien que de verdad, verdad, no era tan bueno como nos dicen.


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viernes, 8 de marzo de 2013

La Lista Tascón: La otra cara del legado de Chávez

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
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Ubiquémonos en el año 2003, cuando millones de venezolanos descontentos con el gobierno de Hugo Chávez decidieron activar un derecho consagrado en la Constitución, el referéndum revocatorio.

Para entonces, muchos nos entusiasmamos con la iniciativa, ya que era una opción pacífica, legal y democrática de cambiar de gobierno. Además, éste era un instrumento que ya se usaba en otros países desde hacía tiempo, ¿por qué no al menos intentarlo?

Las leyes venezolanas exigían que para convocar un referendo revocatorio, los solicitantes debían reunir una cantidad determinada de firmas y llevarlas al Consejo Nacional Electoral. Así lo hicimos, pero el Presidente Chávez no aceptó las firmas porque, según él, no habían sido corroboradas, de manera que los chavistas castigaron a los directores del CNE, despidiéndolos de sus cargos, y modificaron las leyes para que las reuniéramos de nuevo. Esta vez, nos obligaban a colocarla sobre papel moneda, y deberíamos incluir nuestra huella digital al lado de la rúbrica.

Pero los opositores al gobierno estábamos muy entusiasmados con convocar a referendo revocatorio. Sabíamos que sería muy fácil reunir otra vez las firmas y así lo hicimos. A lo que no le prestamos atención fue a una amenaza que lanzó, para el momento, el Presidente Hugo Chávez sobre quienes estábamos firmando para organizar un referendo en su contra. El mandatario, en un acto público, nos advertía a los convocantes que quedaría registrado para la historia nuestro nombre, apellido, firma, número de identificación y huella digital, porque estábamos "firmando contra la patria". No nos importaron sus intimidaciones.

Para comienzos de 2004, el referendo revocatorio era inevitable. Nuestra alegría era muy grande y habíamos logrado superar cada obstáculo que colocaba el gobierno. Para disgusto de Chávez, sus intentos de sabotear y amenazar a la oposición para que no alcanzará su objetivo de convocar a referendo habían sido en vano. A mediados de año, la consulta se realiza, y el gobierno gana en medio de denuncias de ventajismo y uso indebido de los recursos oficiales para la campaña electoral.

Todos pensábamos que la cosa había terminado allí, había ocurrido un acontecimiento electoral que no tenía por qué tener otro tipo de consecuencias. Nunca nos íbamos a imaginar los opositores que Chávez materializaría sus amenazas, y que el gobierno usaría nuestros datos personales para vengarse, a pesar de haber resultado victorioso en el referendo.  La vida de las más de dos millones de personas que firmamos daría un vuelco a partir de entonces. Conoceríamos en carne propia el terrorismo de Estado del que habíamos escuchado en otros lugares del mundo.

Chávez había comisionado al entonces diputado Luís Tascón para que distribuyera públicamente los datos de todos los que habíamos firmado. La lista que poseía el CNE, con la información personal de los firmantes, fue subida a varios sitios de Internet para que quien quisiera pudiera consultarla, también se imprimió en listados físicos y se grabó en discos compactos que eran facilitados a instituciones gubernamentales, y hasta se vendía en buhoneros para que cada quien tuviera la suya.

Frases como, "¿tú firmaste contra Chávez? Porque si sales en la lista no te podemos dar el trabajo", "¿tú firmaste? Porque entonces no te va a salir el crédito o la ayuda que estás solicitando", atormentarían a partir de ahora nuestro día a día. Todos en Venezuela conocemos a alguien que, al asistir a una propuesta de trabajo en oficina o empresa del gobierno, recibía esta respuesta en la entrevista, "mira, estás calificado para el trabajo, pero tu currículo va a ser revisado y, si firmaste, va a ser difícil que te contraten".

La situación se estaba saliendo de control y afectaba mucho la imagen del gobierno a nivel nacional e internacional, llegando varios casos a introducirse en la comisión de derechos humanos de la OEA. El propio Chávez tuvo que salir diciendo que esta lista se debía "archivar y enterrar", reconociendo que él sabía que en las oficinas públicas la lista Tascón se tenía sobre las mesas para determinar a quién se le daba trabajo. Lamentablemente, sus seguidores le hicieron el mismo caso que cuando les mandó a bajarse los sueldos, y todos sabíamos que la declaración del presidente era pura actuación, pues no volvió a mencionar el tema, ni tomó medidas que protegieran a los trabajadores de la discriminación política que promovía la lista. Al contrario, cada vez el discurso y acciones del mandatario se radicalizaban aún más contra quienes pensábamos distinto, o nos oponíamos a su proyecto político, llegando inclusive a sacar otra lista actualizada de iguales características y uso que la anterior, la denominada Lista Maisanta.

Al final, el instrumento de exclusión que había creado y promovido Chávez, y con el que le había hecho cuadritos la vida a millones, nunca pudo ser removido de la cultura política del chavismo. Aún al sol de hoy, casi nueve años después, la misma lista se sigue usando para discriminar e intimidar a los adversarios del régimen, sobreviviendo a sus autores intelectuales y materiales, Hugo Chávez Frías y Luis Tascón.

Así también recordará a Chávez una gran parte del país. Sus mejores memorias se las llevan los que pasaron de humildes tenientes a banqueros, los que hicieron fortunas con CADIVI, y los que se "enchufaron" de algún modo con la revolución, mas hay millones de venezolanos a quienes nos será imposible olvidar el haber vivido en nuestra juventud el odio, la discriminación y la otra cara del chavismo.


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martes, 5 de marzo de 2013

Gobierno maneja gravedad de Chávez con burlas

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Los venezolanos estamos desde los primeros días de diciembre de 2012 en total incertidumbre por nuestra situación política. El presidente Chávez, reelecto en octubre del año pasado, no ha sido visto en público los últimos tres meses, sin que se nos ofrezca información transparente sobre su verdadero estado de salud y paradero.

Por mala suerte para el país, esta complicada coyuntura que vivimos ha sido manejada por un vicepresidente, Nicolás Maduro, y un partido de gobierno que parecieran no entender la seriedad del momento.

Es desagradable escuchar a psuvistas como el gobernador de Aragua, Tareck El Aissami, hablándole en tono burlón a los estudiantes que piden que Chávez se muestre en público. "Pendejos encadenados, sifrinos, mamitas, nalgas blancas que nunca han olido una bomba de gas", son el tipo de agravios que usó este gobernador para dirigirse públicamente a los jóvenes.

Menos groseras, pero igual de burlonas, fueron las palabras de Maduro para quienes piden que se diga la verdad sobre Chávez. "Ustedes dicen 'Tuirer' y nosotros 'Tuiter'", dijo el vicepresidente a los estudiantes, haciendo una mueca hacia la cámara, mientras que para el ministro de Información y Comunicación, Ernesto Villegas, nuestro país está "más tranquilo que la quijada de arriba"; entretanto, varios periodistas y medios oficiales tienen un continuo vacilón con el nombre de uno de los líderes de las protestas, Julio Rivas, a quien estas personas y organizaciones tildan de "PaJulio" Rivas.

Nunca habíamos visto que personas de tan alta jerarquía gubernamental, cercanas a un luto, manejaran su duelo con una retahíla de burlas. Entendemos que quieran imitar el estilo de Chávez, pero ¡por favor, éste no es el momento! Ésas no son las respuestas que merece el país, ni tampoco el respeto que ellos le deben a quien dicen admirar.


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