martes, 30 de abril de 2013

La falta de colas devela el fraude

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Según el CNE, en las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2012 participó el 80.49% de los venezolanos inscritos para votar. Seis meses y pico después, para las presidenciales del 14 de abril de 2013, la participación fue de 79.69%, es decir, 0.8% es la diferencia que separa al 7-10-2012 del 14-04-2013, tomando en cuenta sólo la cantidad de venezolanos que fueron a votar.

Si nos vamos a los números netos, el 7-10-2012 votaron 15.056.160 personas, mientras que el 14-04-2013 votaron 15.176.253 venezolanos, lo cual es prácticamente la misma cifra.

En ambas elecciones teníamos los mismos votantes registrados, los mismos procedimientos y técnicamente la misma participación, pero hay un detalle que levanta sospechas, ¿dónde estaban las colas el 14 de abril? Quienes fuimos a votar el pasado octubre, esperamos por horas a que llegara nuestro turno, y vimos que la generalidad de los centros estaban en condiciones iguales, abarrotados de ciudadanos, pero los que también participamos el 14 de abril, observamos una afluencia muy disminuida, como si hubiera aumentado la abstención. ¿Cómo es que una votación masiva provocó embotellamiento un día, y la supuesta misma participación, 6 meses después, dejó las mesas tan despejadas? ¿Es que el 14 de abril hubo más votos que votantes? ¿Será que nos engañaron nuestros ojos?

La participación masiva que ocurrió en ambas elecciones, según el CNE, es incoherente con el número de electores que presenciamos en las colas del 7-10-2012 y el 14-04-2013. Ésta es la auditoría primaria que todos pudimos atestiguar.


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lunes, 29 de abril de 2013

Las encuestadoras y el 14 de abril

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Cuando faltaban menos de 15 días para las presidenciales del 14 de abril en Venezuela, las encuestadoras que acostumbran publicar sus estudios describían un escenario totalmente definido.

La firma Consultores 30:11 aseguraba que Maduro aventajaba a Capriles por 14.2 puntos porcentuales, con un margen de error de 2.5%.

International Consulting Services decía que Maduro estaba arriba por 15.8 puntos, con un margen de error de 2.5%.

GIS XXI colocaba la ventaja a favor del candidato chavista por 10.6 puntos, con un margen de error de 2.5%.

Hinterlaces esperaba una paliza, con 17 puntos de Maduro sobre Capriles, margen de error 3%.

IVAD iba por la misma tónica, 18.6 puntos separaban a Maduro de Capriles, con un margen de error de 2.3%.

Datanálisis decía que Maduro lideraba por 12, y Datamática (la encuestadora argentina) daba ganador a Capriles por 4.8 puntos.

Si promediamos todos los datos, aparecía Maduro aventajando por unos 12 puntos, desde lo cual partimos para hacer las siguiente observación:

El resultado que publicó el CNE refleja que Nicolás Maduro ganó con una diferencia de 1.46 puntos, en cuyo caso, el margen de error general de las mencionadas encuestadoras se ubicaría en más de 10 puntos, siendo Datamática y GIS XXI, respectivamente, las que registraron menor error.

Sin embargo, en todos los casos, la equivocación quedó muy por encima de los márgenes de error que estos estudios decían tener, y fuera de cualquier estándar aceptable para ser considerado de seriedad.

Después de varios procesos, vemos que la Ley Electoral que se modificó para evitar las tergiversaciones de las encuestadoras no ha servido para nada. Es sólo cuestión de dar un nombre ante el CNE para que cualquiera pueda publicar datos sospechosos disfrazados de estadísticas.

Las autoridades que hagan algo, sobre todo esos políticos que dicen promover la "información veraz". El público, mientras tanto, que tome nota para no dar tanta importancia a quienes no la merecen.


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miércoles, 24 de abril de 2013

Desenlace electoral entre acelerones, frenazos y giros en U

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

La noche del domingo 14 de abril, una vez anunciados los resultados de las elecciones presidenciales venezolanas por parte de la máxima autoridad del CNE, uno de los directores del órgano electoral, Vicente Díaz, sorprendió a los venezolanos cuando solicitó auditar el 100% de las cajas y comprobantes de votación, dada la pequeña diferencia que beneficiaba a Nicolás Maduro. "¡El país lo necesita!", exclamó el funcionario.

Inmediatamente después, luego de interminables discusiones dentro de la directiva del PSUV, Maduro expresa que está de acuerdo con que se haga una auditoría de todas las cajas, actas y comprobantes de votación, "para que no quede duda de los resultados electorales", en sus palabras. Acto seguido, el candidato opositor, Henrique Capriles, muestra también su disposición para que se haga una auditoría completa del proceso electoral y sus resultados, dadas las irregularidades que se presentaron y el escaso margen de diferencia por el que se decidió la elección.

Muy poca gente sabe qué ocurrió en la madrugada de ese día, después de los mencionados pronunciamientos. Seguramente hubo reuniones otra vez de la alta directiva del PSUV y el gobierno cubano para evaluar la situación, percatándose de que una auditoría completa dejaría ver al mundo las importantes fallas del sistema electoral venezolano, y hasta, quién sabe, si cabría la posibilidad de que los resultados que transmitieron las máquinas no se corresponderían con los que guardan las cajas. El temor se apoderó de quienes juegan para el partido político del gobierno, sería mejor no ir a la auditoría para no correr riesgos, así que presionan a Maduro para que no insista en el tema de la auditoría.

Al otro día, ignorando las peticiones de ambos candidatos, de un director del organismo y de la OEA, el CNE proclama a la carrera la victoria de Maduro, para el beneplácito del comando de campaña del PSUV y los ministros del gobierno, quienes asistieron en pleno, sonrientes, a la ceremonia.

La temprana petición de Maduro, Díaz y Capriles de ir a una auditoría completa del proceso electoral del 14 de abril había sido volteada en cuestión de horas por una ansiosa proclamación del candidato de gobierno como ganador. Mala jugada de quienes mandan, pues por actuar apurados y pensar sólo en mantener los cargos, provocaron que el país entrara en un periodo de importante inestabilidad política que dejaría pérdidas materiales y humanas.

Después de varios días de violencia y represión en las calles, el gobierno, queriendo calmar el alboroto, considera una vez más la posibilidad de ir a la bendita auditoría de las elecciones, y así lo anuncia al país la rectora principal del CNE. Algunos opositores celebran hasta que se dan cuenta del engaño. Los voceros del gobierno informan que la auditoría se realizaría de manera diferente a como la habían solicitado Díaz, Maduro y Capriles, esto es, sólo comparando la transmisión de la máquina con las actas, sin que se abra una sola caja o se cuente algún comprobante de votación.

Y así, entre acelerones, frenazos y giros de 180 grados, continúan el gobierno y el Consejo Nacional Electoral manejando el desenlace de las elecciones presidenciales del 14 de abril. Hasta ahora, se salen con la suya quienes controlan a Maduro y pretenden imponer un resultado electoral al país.


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miércoles, 10 de abril de 2013

Maduro no estudió porque no le dio la gana

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

La falta de formación universitaria del candidato presidencial del PSUV, Nicolás Maduro, es una de las cualidades personales que más resalta de este aspirante a la jefatura del Estado Venezolano. ¿Qué nos dice esto de él?

Si alguien no realiza estudios universitarios porque no tiene las condiciones económicas para hacerlo, porque sufre una discapacidad física importante, o porque sus obligaciones familiares y laborales se lo impiden, nadie tiene razones para recriminar a esta persona el que no posea un título profesional.

Mucha gente sencillamente no tiene los medios y oportunidades para educarse. Imaginémonos, por citar un ejemplo, a una adolescente con embarazo precoz, que no cuenta con el apoyo de su familia ni los recursos económicos, acudiendo a la universidad durante unos cinco años para obtener una licenciatura. Las probabilidades de que esta joven termine la carrera estarían en su contra, a pesar de que, en nuestra Venezuela, no son extraños los casos heroicos de gente que logra graduarse cuando todo indicaba que no lo haría.

En cambio, la historia del candidato presidencial Nicolás Maduro es diferente. Este hombre desde 1998 ostenta altos cargos en el gobierno. Ha sido diputado, ministro, vicepresidente y presidente encargado. Ha contado con recursos, contactos y tiempo (porque si alguien tiene tiempo de sobra en Venezuela es un diputado) para irse, aunque sea de noche, a un aula universitaria a sacar un título que le permitiera desempeñarse mejor en sus funciones.

Maduro pudo inclusive inscribirse en una de las misiones educativas del gobierno para graduar profesionales universitarios, como la Misión Sucre. En los casi 15 años de su carrera política le habría alcanzado para sacar tres títulos profesionales, y eso que no estamos tomando en cuenta que, a los empleados públicos, la ley y las instituciones les facilitan cualquier proceso de formación educativa.

Al Maduro haber tenido el tiempo, la capacidad física, los recursos y los contactos para educarse, y no haberlo hecho, sólo podemos pensar que le dio fastidio o flojera instruirse, lo que es un mal ejemplo para la sociedad, y da una muy mala impresión de los valores de vida de esta persona que aspira el principal cargo público nacional.


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sábado, 6 de abril de 2013

Las posibilidades de Capriles Radonski

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

El candidato presidencial de la MUD, Henrique Capriles Radonski, enfrentará al representante del PSUV, Nicolás Maduro Moros, bajo una serie de condiciones que tienen el potencial de influenciar de manera importante el resultado electoral.

Otra vez, la campaña presidencial en Venezuela muestra una enorme brecha de desequilibrio informativo entre los candidatos. Maduro abusa reiteradamente de las cadenas de radio y televisión para cubrir sus actividades partidistas, y toda la red de medios públicos del Estado venezolano son indiscriminadamente utilizados para hacerle publicidad al candidato oficialista.

Al mismo tiempo, el gobierno abiertamente presiona a los empleados públicos para que financien la campaña del candidato oficial con una porción "recomendada" de sus sueldos, bajo la figura de "un día de salario por la revolución", y se les involucra, también bajo presión directa o indirecta, en actividades de volanteo, marchas y demás eventos de campaña en favor del partido oficialista.

Por si fuera poco, a lo anterior se suma el también abierto uso de recursos del Estado venezolano en la campaña de Maduro. Con el dinero de PDVSA se pagan cuñas, se organizan foros para traer intelectuales y políticos del exterior a dar su apoyo al candidato del gobierno, se les paga a reconocidos artistas para que también se involucren en la campaña, y se financian autobuses en todo el país con el objetivo de movilizar gente a todas las apariciones de Maduro.

Aparte, las gobernaciones en manos del chavismo, los ministerios e instituciones públicas también prestan sus vehículos y cualquier otro recurso físico para portar la publicidad del candidato oficial y movilizar simpatizantes a los centros de votación y concentraciones.

Todo esto se hace sin que el CNE haga el mínimo esfuerzo por hacer cumplir las condiciones de equilibrio que impone la ley sobre las campañas electorales en Venezuela. Estando presentes los mencionados factores que distorsionan el normal desarrollo del proceso electoral, consideramos bien difícil que Capriles logre obtener mayor votación que Maduro en las venideras elecciones del 14 de abril. Igual iremos a votar y participaremos en todo lo que pueda propiciar una agradable sorpresa, pero estamos conscientes de que las probabilidades caen en el terreno de los milagros.


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