José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
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Nadie sabe de Chávez desde la última vez que apareció en escena a principios de junio. Las especulaciones vuelan: que tiene cáncer, que está muerto, que recibió un disparo, que está tramando algo con Fidel, que una fuente médica dijo esto, que un periódico de Miami dijo aquello, que si Nelson Bocaranda dijo tal cosa en sus runrunes, etc., manteniendo en estado de vilo a la población venezolana y al mundo. Algo extraño pasa, de eso no hay duda, sin embargo, pudiéramos estar ante otro de los actos de circo del presidente.
Dramáticamente retirar a un personaje clave de la trama, para luego reincorporarlo, no es nada nuevo, ha sido parte de los guiones hollywoodenses desde sus épocas más tempranas. Es una de esas argucias que los productores del entretenimiento acostumbran para refrescar las historias y elevar el interés del público.
Blanca Nieves fue envenenada por una malvada bruja para luego resucitar por efecto del beso de un príncipe; en Superman, Lois Lane muere y es regresada a la vida por el "hombre de acero" cuando hace retroceder el tiempo; En Los Piratas del Caribe, el capitán Jack Sparrow muere cuando un terrible monstruo mítico lo devora, para luego regresar del reino de los muertos gracias a los esfuerzos sobrehumanos de su tripulación; en El Señor de los Anillos, Gandalf cae a un abismo luchando contra un demonio y todos lo dan por muerto, para luego reaparecer con sus poderes aumentados; en la serie Crepúsculo, Edward Cullen decide despedirse de su amada (y de la vista de los espectadores) por su protección, provocando en ella y el público un cóctel de emociones encontradas, para después regresar y continuar la vampiresca trama; y así infinidad de ejemplos...
Pero, ¿por qué Chávez recurriría a semejante artimaña? El presidente venezolano ya lleva doce años en el poder, sin tener respuestas concretas a los problemas de inseguridad, vivienda y alimentación de los venezolanos. De alguna forma pudiera el Teniente Coronel estar esperando usar todo esto de excusa a la falta de resultados de su recién anunciada Misión Vivienda, que ya debería llevar miles de casas edificadas, y tratar de desahogar un poco a la gente de su autoritaria figura, suavizándole la imagen ante las elecciones de 2012, a la vez que podría estarle apostando a despertar sentimientos de compasión y nostalgia para con su persona.
No olvidemos que el liderazgo de Chávez todavía está más apoyado en su carisma y habilidades mediáticas que en su capacidad de reprimir. Antes que un hombre de fuerza, Chávez es un encantador de ingenuos. Por ahora, los chavistas pueden hacer misas, filtrar supuestos reportes de inteligencia en la prensa, o dar discursos que hagan creer que viene una guerra, como hizo Adán Chávez hace poco, pero si nos preguntan, todo el misterio que se ha creado con la desaparición del actual presidente venezolano nos parece más un teatro electoral que otra cosa.
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