viernes, 22 de enero de 2016

Decreto de emergencia económica y 6D

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

La terrible crisis económica, que vive Venezuela, ha sido explicada por el actual gobierno como una conspiración del capitalismo internacional y la burguesía criolla, quienes supuestamente tienen el propósito de "inducir" el caos y desestabilizar el ejercicio de Nicolás Maduro y sus políticas chavistas. De acuerdo con los voceros del PSUV, la escasez, la inflación, la falta de producción y la corrupción, nada tienen que ver con los 17 años que lleva el partido de gobierno administrando un modelo económico inspirado en el socialismo cubano.

Abriendo el año, Maduro propone que se le apruebe el Decreto de Emergencia Económica, un conjunto de medidas especiales que le aumenten la capacidad de expropiar, confiscar, prohibir y racionar, con lo que, afirma el oficialismo, ahora sí podrán resolverse los problemas económicos del país.

El gobierno de Maduro pareciera olvidar que, con esa fábula de la Guerra Económica y "los pelucones", afrontó el PSUV las elecciones para la Asamblea Nacional del pasado 6 de diciembre, confiado en que el pueblo seguiría poniendo de lado el hambre, y continuaría esperando la redención prometida por Hugo Chávez. Los resultados del 6D hicieron polvo el cuento y la confianza del PSUV. Ese día, la gente le dio un contundente mensaje de cambio al gobierno, le dijo que lo culpaba de la situación económica y que estaba harto de peleas, expropiaciones y paralización de la producción nacional.

Con este Decreto de Emergencia Económica, Maduro está proponiendo lo mismo que en la campaña electoral para el 6D, que tan mal negocio resultó para el gobierno. ¡Increíble que no pueda verlo! ¿Será que cree que la aplastante mayoría que rechazó esa oferta electoral, en diciembre, cambió de parecer en tan pocas semanas? A lo mejor piensa que como incorporó a Aristóbulo Istúriz a la Vicepresidencia, vamos a decir: "Oye, ahora sí quiero que siga la corrupción y la escasez, porque entró Aristóbulo al gabinete".

En todo caso, Maduro debía venir con un decreto de Rectificación Económica, que corrigiera las malas medidas tomadas por su administración y sus consecuencias. Eso, seguramente, habría sido percibido como un gesto de buena fe y sensatez de su parte.

Entender lo que ocurrió el 6D, así como el alcance que ese resultado electoral tiene para las decisiones que se tomen en 2016, es crucial para gobierno y oposición. Insistir en el Decreto de Emergencia Económica, y en la fracasada ideología que lo acompaña, sería ignorar el mensaje que el pueblo expresó en diciembre.


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sábado, 9 de enero de 2016

Capriles 1999, Ramos Allup 2016

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

El comportamiento de Henry Ramos Allup como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela ha generado críticas del PSUV y de algunas personalidades de la Mesa de la Unidad Democrática, como Jesús "Chúo" Torrealba y el gobernador Henri Falcón.

El episodio que mayor polémica ha provocado, es el desalojo de los retratos de Hugo Chávez de la Asamblea, y la también remoción de los cuadros que pudiéramos denominar "Bolívar según Chávez", donde se representan las facciones del Libertador entremezcladas con las del líder fundamental del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Varias personas consideran que Ramos Allup debería optar por una actitud más pasiva en el parlamento, aspirando que, con ello, se logre apaciguar al gobierno. Lo que algunos no recuerdan es que en 1999, no hace tanto tiempo, nos encontrábamos en una situación que guardaba cierto parecido con la actual. En aquellos años, las fuerzas democráticas también habían conquistado un sólido control del Poder Legislativo, lo que incomodaba al recientemente electo presidente Hugo Chávez y a su proyecto autoritario. El para entonces veinteañero Henrique Capriles era el presidente del parlamento en esas fechas, y se encontró en la encrucijada de decidir su postura hacia las pretensiones del Poder Ejecutivo.

A ese Congreso, Chávez le envió grupos violentos para amedrentarlo, resultando agredidos algunos diputados, le hablaba en tono agresivo, lo insultaba y amenazaba públicamente en cadenas de radio y televisión, le pretendía imponer condiciones, en su seno se atrevió a calificar de "moribunda" la entonces vigente Carta Magna, y hasta le dio a entender que, si frenaban los cambios que él deseaba, se iba a desatar la versión "no-pacífica" de la revolución.

¿Qué hizo Capriles? Le pareció que era mejor hacer lo que el Ejecutivo proponía. Nunca protestó el comportamiento antidemocrático del Ejecutivo y, junto con el Poder Judicial, apostó por el apaciguamiento de Hugo Chávez por medio de una posición pasiva. Lo que sucedió a continuación, ya todos lo conocemos.

Hoy, 2016, la Asamblea Nacional, de mayoría democrática, enfrenta básicamente la misma situación que en 1999. Se defiende, protege los derechos de sus electores y de la institucionalidad venezolana, o cede y se acomoda a un agresivo Poder Ejecutivo que promete continuar los atropellos de la anterior administración.

Los representantes de la MUD en la Asamblea no pueden volver a cometer el error de 1999. Ramos Allup no está violando ninguna ley, más bien está haciendo valer el derecho que tenemos los venezolanos a que nuestro parlamento no esté secuestrado por los símbolos de un partido político, y menos aún por la visión de "arte" que tengan los miembros de dicha organización.


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