José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
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Habrá elecciones presidenciales en México el próximo 1 de julio, comicios que decidirán si esta importante nación latinoamericana continúa bajo el mandato del Partido de Acción Nacional, una organización de centro-derecha que ostenta la primera magistratura desde el año 2000, o si le da la oportunidad a las otras opciones que se presentan.
Según los más recientes sondeos, el candidato con mayor chance de ganar la elección es el del PRI, Enrique Peña Nieto, gozando con alrededor de un 36% de intención de voto. A él le seguiría Andrés Manuel López Obrador, del PRD, con cerca de un 30%. Luego estarían Josefina Vázquez Mota, la candidata del PAN, con casi 25%, y Gabriel Quadri de la Torre, de Nueva Alianza, con menos de 10%.
Las cifras indicarían que la elección va a estar entre los aspirantes de los partidos socialdemócratas, el PRI y el PRD, aunque el primero lleva la ventaja. El discurso de López Obrador es más radical y tiene más inclinación hacia la izquierda dura, lo que podría explicar, entre otros factores, por qué el competidor del PRI, quien es más centrado, aventaja al mencionado candidato.
En nuestra opinión, a México le vendría bien que se consumara la victoria de Peña Nieto, no porque sea un redentor, sino porque el PAN ya tiene un buen tiempo en el cargo y para la democracia es saludable que cambie el partido de gobierno. Además, hace falta un cambio de rumbo al tratamiento que se le viene dando al problema del narcotráfico y la violencia en México, y Peña Nieto es el único de los candidatos que ha presentado una buena propuesta al respecto, ya que López Obrador casi ni se ha referido al tema, Vázquez Mota ofrece seguir las políticas existentes en esta materia y Quadri de la Torre coquetea con legalizar las drogas.
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