Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
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En el pasado, el trato del presidente Chávez hacia Colombia se caracterizaba por ser muy agresivo. Recordemos, por ejemplo, que el presidente venezolano propuso otorgar a las FARC el estatus de beligerantes, luego intentó darles a los rebeldes colombianos reconocimiento de Estado, insultó al presidente Uribe en todas las formas posibles, rompió relaciones con Colombia en distintas ocasiones, retiró al embajador venezolano de Bogotá y expulsó al colombiano de Caracas, cerró las fronteras con Colombia, obstaculizó el comercio binacional, y hasta amenazó a los colombianos con atacarlos militarmente en varias oportunidades.
Sin embargo, toda esta agresividad hacia Colombia ocurrió casualmente cuando el petróleo venezolano se vendía a los precios más altos de su historia y a Chávez le sobraba el dinero. Pero una vez que los tiempos del crudo por encima de $100 se han ido, el presidente Chávez se ha visto en la necesidad de replantear su trato con los colombianos.
Y no es para menos, Colombia es el segundo suplidor más importante de Venezuela -especialmente de alimentos- el comercio binacional favorece a los dos países y existen multimillonarios proyectos energéticos conjuntos -como el oleoducto Transoceánico y el Transandino- que no sólo facilitarían el transporte de crudo sino que además diversificarían las ventas a Estados Unidos.
De manera que por los problemas económicos que actualmente vive Venezuela, el aporte de Colombia adquiere otro significado. Lamentablemente, cada vez que Chávez quiere llevarse bien con algún país extranjero siempre sacrifica a Venezuela -lo decimos por el tema del Golfo- Y lo peor es que como la relaciones diplomáticas venezolanas están sujetas al volátil estado anímico de Hugo Chávez, nadie sabe qué estabilidad tienen los acuerdos que firma nuestro actual presidente.
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