Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
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El gobierno ruso ha confirmado el envío de cuatro barcos de guerra a Venezuela, lo que incluye al acorazado nuclear “Pedro el Grande”, el barco insignia de la armada rusa. Además, el Kremlin envió una cantidad no especificada de aviones de guerra, diseñados para el combate contra submarinos, los cuales serán temporalmente estacionados en las bases aéreas venezolanas.
Ante esta situación, han comenzado las especulaciones sobre por qué el Presidente Chávez, un asiduo crítico del imperialismo de las grandes potencias, ha permitido la presencia de fuerzas extranjeras en nuestro país.
Algunos piensan que se trata de un “trapo rojo” que Chávez está lanzando para desviar la atención de los nefastos resultados de su gobierno. Otros creen que Chávez está tratando de crear unas condiciones de inestabilidad, que justifiquen la suspensión de las elecciones regionales en Venezuela, pautadas para noviembre del año en curso, en las cuales la cantidad de gobernaciones que perderá Chávez, demostrarán que el actual Presidente venezolano ha perdido mucha popularidad.
No obstante, tenemos razones para pensar que hay algo más detrás del espectáculo militar que Chávez y Rusia están montando en Venezuela. Razones que podrían complementar lo que ya se ha dicho sobre este show militar de Chávez, y que sin duda alguna implican mucho dinero para Rusia y otros beneficios diplomáticos.
Desquite ruso
Uno de los beneficios que Rusia está sacando de estas maniobras militares en Venezuela, es el desquite por la reciente situación bélica que se vivió en el Caucazo.
No podemos olvidar que durante el ataque de Rusia contra Georgia, Estados Unidos envió dos portaviones a la región, como queriendo dar a entender que estaba dispuesto a evitar que Rusia se sobrepasara en Georgia -A Estados Unidos no le interesa que las exrepublicas soviéticas se anexen nuevamente a Rusia porque la fortalecerían demasiado-
En ese momento, Estados Unidos orquestó también sus alianzas diplomáticas para que la OTAN y la Unión Europea condenaran el ataque ruso contra Georgia y disuadieran al Kremlin para que se retirara.
Por lo tanto, Rusia ahora le está devolviendo el gesto a Estados Unidos. Así como los estadounidenses se pusieron del lado de Georgia en esa oportunidad, ahora Rusia hace el simulacro de ponerse del lado de Venezuela, como forma de protestar contra la intervención de Estados Unidos en el Caucazo. A pesar de lo que diga Chávez, éstas son pesadas jugadas entre potencias y no una intención rusa de proteger al gobernante venezolano.
Sin embargo, los principales efectos de esta jugada rusa son los beneficios pecuniarios. Ciertamente las maniobras militares en Venezuela hacen que los rusos se desquiten de Estados Unidos por la situación en Georgia, pero lo más importante, es que le hacen un favor a Hugo Chávez que le será cobrado vendiéndole más armas.
El dinero también compra simulacros militares
Los rusos no vinieron a Venezuela para respaldar la revolución, como creen quienes sueñan con revivir los tiempos de la desaparecida Unión Soviética.
El gobierno ruso está aprovechando la oportunidad, para negociar nuevos acuerdos que comprometen a Chávez para que compre más armas rusas. Durante el mandato chavista, el gobierno venezolano ha gastado más de cuatro mil millones de dólares en armamento proveniente de Rusia, pero en el Kremlin saben que a Chávez todavía le queda mucho dinero que sacarle.
Esta vez, el tratado comercial entre Rusia y Venezuela no se limita al intercambio de armas por dinero. En esta oportunidad los rusos vendieron sus equipos bélicos en combo, incluyendo una teatral exhibición militar que satisface las fantasías de guerra de Hugo Chávez, utilizadas para engañar a sus seguidores.
Chávez le pagó a los rusos para que hicieran un show militar, que recrea el ambiente de conflicto antiimperialista mediante el cual Chávez justificará las medidas represivas, que tiene planeadas contra los venezolanos disidentes. Es el mismo cuento con el que Fidel Castro manipuló a los cubanos a lo largo de su dictadura y que le sirvió para hechizar a muchos en Latinoamérica.
Al final de la farsa, Hugo Chávez aparentará tener un poderoso padrino que imaginariamente respalda su revolución, y continuará teniendo una coartada para cándidos –la fingida guerra contra el imperio- que nublará la mente de sus partidarios. Mientras tanto, Rusia se irá a casa habiendo enviado su mensaje a Estados Unidos y con los bolsillos llenos de petrodólares venezolanos, por la venta de armas.
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A veces el Presidente Chávez intenta disfrazar su rencor en contra de los estadounidenses dirigiendo ataques personales a George Bush. Como si su resentimiento estuviera relacionado solamente con el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, cuando una persona está llena de tanto odio hacia un grupo de seres humanos, es muy difícil que no se le escapen sus emociones negativas.
Eso fue lo que le pasó el 11 de septiembre de 2008 en Puerto Cabello al Presidente Hugo Chávez, cuando comunicó al país que había decidido expulsar al embajador de Estados Unidos y retirar al representante de Venezuela de esa nación norteamericana.
Si analizamos el video con detenimiento, nos daremos cuenta de que las maldiciones del Presidente Chávez no fueron lanzadas en contra de George Bush o del Departamento de Estado, sino en contra de todos los ciudadanos de Estados Unidos.
Chávez generalizó sus insultos contra el pueblo estadounidense –la palabra yanqui es sinónimo de estadounidense- y en lugar de decir “Vete al c… Bush de m…”, dijo “váyanse al c… yanquis de m…”.
Aunque estamos claros, de que cualquiera de estas expresiones descontroladas no son propias de un Jefe de Estado, ni de un oficial retirado de las FAN venezolanas.
¿Se imaginan ustedes quién aguantaría a Chávez si Bush dijera “váyanse al c… venezolanos de m…”? Pero bueno, ya sabemos cómo piensan los jerarcas chavistas: bueno si lo hacen ellos, malo si lo hacen los demás.
Y más adelante en el video, cuando Chávez amenaza con suspender los envíos de petróleo a Estados Unidos, repite otra vez su consigna de animadversión generalizada en contra de los estadounidenses y dice claramente “no habrá petróleo para el pueblo ni para el gobierno de los Estados Unidos”.
Por más que trate, al Presidente Chávez le es imposible ocultar sus sentimientos de discriminación en contra de ciertos grupos humanos. Hugo Chávez es incapaz de intentar encontrar una forma para que las partes diferentes convivan en paz.
El chavismo utiliza el odio, la xenofobia, el racismo y la discriminación como incentivos para movilizar a sus seguidores. Pero una vez que los incitan a vivir movidos por la enemistad, nadie responde por ellos cuando vienen las consecuencias.
Los chavistas deberían estar advertidos de que sus líderes los están manipulando. Revisen el pasado reciente de Venezuela y entenderán que los están utilizando para cometer los actos que Chávez no se atreve a hacer.
Y tengan la seguridad de que ningún líder del chavismo los salvará después, cuando se metan en problemas. Si lo dudan, pregúntenles a Antonini Wilson y a los otros implicados en el caso del maletín con contrabando, quienes fueron usados por el chavismo y luego abandonados a su suerte.
Los venezolanos no podemos permitir que nuestro país sea consumido por el odio. La práctica chavista de reconocer como seres humanos únicamente a lo seguidores de Chávez, es un salvajismo que no tiene excusas.
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Parte del discurso comunista de Hugo Chávez y sus seguidores, consiste en afirmar que el modelo capitalista le ha lavado el cerebro al mundo para que use tintes de cabello, maquillajes, prótesis mamarias, cirugías plásticas, ropas costosas y toda clase de artilugios que vacían nuestras mentes. Según los chavistas, el capitalismo hace que las personas lleven una vida superficial que descuida los supuestos valores espirituales de Fidel Castro.
Sin embargo, si uno se fija en la apariencia de Hugo Chávez, se da cuenta de que este ciudadano siempre tiene el cabello muy bien teñido, no sale en TV si no tiene maquillaje profesional en la cara y manos, y posee el guardarropa más lujoso de la República Bolivariana de Venezuela, con trajes y accesorios de los más afamados diseñadores internacionales.
Recordemos además, que cuando el Teniente Coronel Hugo Chávez llegó al poder, uno de sus primeros movimientos fue ordenar a exquisitos artesanos españoles la fabricación de la banda presidencial que él luciría. Este gustazo de Chávez le costó al fisco nacional una fortuna en dólares, en un país donde la mayoría de la población vive en pobreza.
Por cierto, ¿por qué no les habrá encargado la confección de la nueva banda presidencial a los indígenas del Amazonas? Seguramente no le parecería tan chic.
Pero si vamos más allá, y nos fijamos en el aspecto de los diputados y demás altos funcionarios del chavismo, también nos daremos cuenta de que son fanáticos de las peluquerías, tintes, prótesis mamarias, cirugías de nariz y costosos tratamientos de belleza. Algo que puede verse igualmente en los periodistas que trabajan para los canales de TV del gobierno.
Tenemos entonces que también en lo relacionado a la apariencia personal, el chavismo es una creencia con una doble moral. Los jefes chavistas predican una cosa pero practican otra, una postura característica de una moral decadente.
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