sábado, 19 de enero de 2008

En la democracia no caben todas las ideologías

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri

www.morochos.org

Una vez alguien nos dijo que en la democracia podían haber partidos de izquierda, de derecha, comunistas, ambientalistas o de cualquier afiliación proselitista. En otra oportunidad, escuchamos a alguien afirmar que en democracia el Estado es democrático, pero el gobierno puede profesar una ideología política distinta al “poder del pueblo”. Lo cierto es que con frecuencia se oyen cosas como éstas, que suponen que las libertades democráticas son tan amplias, que permiten, incluso, gobiernos, leyes y políticas antidemocráticas.

Pero, según nosotros, no todas las doctrinas políticas son compatibles con la democracia. Le explicaremos porqué:

El fascismo

De acuerdo al libro de Benito Mussolini -La doctrina del fascismo (1932)- el pensamiento fascista está basado en los siguientes fundamentos -mencionaremos sólo los antidemocráticos-

- El fascismo se opone a la democracia.

- El Estado es lo único importante. El individuo puede existir sólo si sus intereses son los mismos que los del Estado.

- Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado. Todo se hace para el bienestar del Estado. Ninguna cosa debe escapar del control Estatal, ni siquiera los valores espirituales o morales.

- El fascista debe crear la era de la autoridad. La autoridad tiene más valor que el individuo.

Nos preguntamos entonces, ¿es la ideología fascista compatible con la democracia? Obviamente no.

El nazismo

El nazismo comparte básicamente los mismos principios del fascismo, con la diferencia de que el valor supremo para los nazis no es el Estado sino la raza. Para los nazis, toda acción está orientada a preservar la raza blanca.

Nos preguntamos entonces, ¿es la ideología nazi compatible con la democracia? Obviamente no.

El socialismo

Según Karl Marx, el socialismo contempla los siguientes principios -mencionaremos sólo los antidemocráticos-

- Los cambios políticos se consiguen a través de la violencia.

- Es necesario fomentar la enemistad entre obreros y empresarios para desencadenar la revolución.

- La religión debe ser eliminada, ya que es un invento que los capitalistas utilizan para engañar a los obreros.

- La propiedad privada debe ser eliminada.

- Una vez derrocada la democracia burguesa, se debe establecer una dictadura para que guíe a los trabajadores hacia la emancipación. La dictadura es la única vía posible, ya que los obreros deben ser obligados porque no sabrán comportarse como socialistas al principio.

Nos preguntamos entonces, ¿es la ideología socialista compatible con la democracia? Obviamente no.

El chavismo

El chavismo cree en la misma doctrina del socialismo marxista, está de acuerdo en todos sus postulados, desde instaurar una dictadura hasta abolir la propiedad privada, pero propone hacer la revolución por medio de la violencia y las elecciones. El chavismo está convencido de que el sistema democrático puede desmantelarse si el voto de los ciudadanos así lo aprueba.

Nos preguntamos entonces, ¿es la ideología chavista compatible con la democracia? Obviamente no.

Otras teorías no democráticas

Además de éstas, hay otras teorías que no llegan a ser doctrinas políticas completas, pero cuyo papel es igual de cuestionable en la democracia. Entre estas ideas tenemos, por ejemplo, el esclavismo, el racismo, movimientos políticos discriminatorios, extremismos religiosos y otros valores que cualquiera podría incorporar a sus políticas gubernamentales.

El ejemplo del Holocausto

Cuando Hitler y sus Nazis llegaron al poder, la gran mayoría del pueblo alemán apoyó los cambios políticos que operaba el Tercer Reich, lo que incluía la violenta retórica antisemita del Führer.

Cada vez que Hitler tomaba el micrófono y destilaba odio en contra de lo judíos que vivían en Alemania, o se anunciaban medidas en contra de los hebreos, la mayoría de los alemanes deliraba en un éxtasis de patriotismo.

La malentendida cultura democrática que impera en los principales lugares del mundo, interpretó que si la mayoría respaldaba estos cambios, entonces todo estaba conforme a derecho, pues cada nación tiene la potestad de darse el gobierno que ella elija.

Pero, ¿dónde estaba el derecho humano individual de cada judío?, ¿dónde quedó el Estado de Derecho?, ¿Acaso si la mayoría lo decidía, se podía pasar por encima de los derechos humanos de un grupo o de un ser humano?

Si desde que Hitler era un pequeño activista político se le hubiera puesto en cintura, si se le hubiera advertido que su mensaje político atentaba contra el Estado de Derecho y ponía en riesgo al Estado Alemán -por cuanto llamaba a la guerra civil de arios contra semitas- ¿cuántas muertes se habrían evitado?

La moraleja para la humanidad es que el Estado democrático, para preservarse, debe configurar un orden interno en donde las instituciones públicas se encarguen de respetar y hacer respetar los derechos humanos individuales, no importando cuánta gente apoye los movimientos políticos discriminatorios, que llamen a la violencia.

Por eso hay que estar atentos a individuos como Le Pen en Francia, los movimientos neonazis de Europa y el izquierdismo radical latinoamericano predicado por Hugo Chávez. Esta gente cree que, en el nombre de la mayoría, se pueden eliminar los derechos de cualquier grupo y desmantelar las garantías constitucionales.

Todo movimiento político debe adaptarse a los valores democráticos

Como hemos visto, ninguna de las doctrinas antidemocráticas puede tener cabida en una democracia normal. Por lo tanto, a ningún gobernante, funcionario u organización, se le puede permitir comportarse como socialista o fascista, ni tampoco, se pueden legalizar este tipo de ideologías porque ponen en riesgo a la mismísima democracia.

Es cierto que el “gobierno del pueblo” no es un sistema perfecto, pero la ciencia y la historia han demostrado su superioridad, si se le compara con los modelos socialistas o fascistas. Todas las propuestas antidemocráticas son enemigas de los derechos humanos y tienen como objetivo acabar con las libertades civiles que la humanidad ha alcanzado hasta ahora, por lo que es temerario permitir que los militantes de estas doctrinas funden partidos políticos, legislen y tomen decisiones gubernamentales basados en sus descabelladas ideas.

Nuestra propuesta no es iniciar una persecución contra estas teorías políticas y sus seguidores. Al contrario, quienes nos oponemos a estas ideas antidemocráticas, estamos de acuerdo en discutirlas y permitir que todos las conozcan, ya que el conocimiento generalmente produce más conocimiento y, además, son ideologías tan absurdas, que cuando las personas las conocen las rechazan inmediatamente, porque el sentido común se encarga de hacer lo suyo.

La finalidad de este artículo es informar a los ciudadanos sobre la necesidad de que en una democracia fuerte, que de verdad pretenda el bienestar de todos los ciudadanos, no se pueden permitir políticas, ni leyes, ni acciones, basadas en doctrinas antidemocráticas como el fascismo o el socialismo.


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3 comentarios:

  1. Sólo dejaron fuera el Fidelismo, yo sé que es el perfeccionamiento del fascismo y el socialismo, pero es más actual y desgraciadamente vigente, y la antesala del chavismo.

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  2. me encanta sus publicaciones son precisas, son buenos profesionales ustedes y veo que tomaron el feedback del sujeto aquel que le dijo que quien escribe de los dos porque ahora se ponen los dos jejeje
    lisbeth prieto

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  3. juan esteban lopez jaramillo16 de agosto de 2016, 12:45

    La democracia es la base de un buen sistema político, aunque también debería apoyar a su nación, obviamente fijándose en el bien de cada uno de sus individuos pero también el de su país.

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