José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
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En estos momentos, son pocos los que saben con exactitud cómo anda la salud del presidente venezolano. Un día el gobierno dice que el mandatario se sigue recuperando, al otro Chávez anuncia que ya no tiene nada malo, y al siguiente se informa un viaje a Cuba para una sesión de radioterapia. La misma confusión también impera en torno a las apariciones públicas del presidente, a si llegará a las elecciones de octubre, y hasta si logrará ejercer con normalidad el cargo de Jefe de Estado aunque sea un mes completo, cosa que no hace desde que anunció su enfermedad al mundo en junio de 2011.
Nadie tampoco tiene idea de quién podría suplir al presidente venezolano si perdiera la batalla contra el cáncer, si seguirá siendo correcto que Chávez ejerza el cargo desde Cuba, vía Twitter o por algún otro medio que no esté contemplado en las leyes, o si, de ganar las elecciones de octubre, logrará aguantar un año más al frente del gobierno, lo que de no ocurrir desataría terribles enfrentamientos dentro de su partido, y dejaría las puertas abiertas para que la inestabilidad política se apodere de Venezuela.
Los chavistas dicen que, si Chávez no le gana a Capriles, el país pudiera entrar en un período de confrontación entre el nuevo representante del Poder Ejecutivo y el resto de la institucionalidad venezolana, casi enteramente tomada por el chavismo. Y hay también quienes afirman que los grupos guerrilleros urbanos protegidos por el gobierno, como La Piedrita, ejecutarían acciones que impedirían a Capriles desarrollar su gestión.
Si ganara el candidato opositor, las amenazas antes descritas son una posibilidad, pero esa supuesta fase de inestabilidad no duraría más de unos meses. Y aún así, tendríamos mayor certeza de quién será el presidente dentro de tres años, por decir un plazo, desde dónde ejercerá éste sus funciones, y de que twittear desde La Habana no sustituirá los decretos o anuncios que deben hacerse desde el Palacio de Miraflores en Caracas; cuestiones que en estos momentos Chávez ya no puede garantizarnos.
De seguro Capriles enfrentará problemas, en caso de ganar, mas a mediano plazo su hipotético gobierno es una opción con menos puntos ciegos que el laberinto que ofrece Chávez.
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