jueves, 24 de abril de 2008

Nacionalizar para controlar

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri

www.morochos.org

Durante los 9 años que lleva Chávez en el poder, la falta de soluciones a los problemas de los venezolanos ha significado la pérdida de buena parte del apoyo popular que catapultó a Hugo Chávez a Miraflores.

A estas alturas, todo venezolano con un poco de sentido común se ha dado cuenta de que Chávez no es el Presidente que necesita nuestro país, por lo que ha retirado su apoyo al proyecto político comunista que los chavistas proponen.

No obstante, la necesidad ha hecho que otros grupos de venezolanos se mantengan apegados al régimen neocastrista, a pesar de estar conscientes de que Venezuela tiene un Presidente que está haciendo mal su trabajo. Entre éstos se encuentran principalmente los empleados públicos, los trabajadores de las empresas estatales, los empresarios que hacen negocios con el gobierno y todos los que de alguna forma tienen una relación de dependencia con el Poder Ejecutivo venezolano.

Aprendieron con PDVSA, los Ministerios y las FAN

Como ha ocurrido en todos los regímenes autoritarios, los chavistas se dieron cuenta de que es posible chantajear a los empleados públicos, amenazándolos con perjudicarlos si no participan en sus actos proselitistas o si no votan a favor del gobierno.

Es por esta razón que a la mayoría de los eventos chavistas asisten generalmente empleados públicos a quienes les pasan lista de asistencia. Todos presenciamos el video “rojo rojito” donde Rafael Ramírez ofrecía golpes a cualquier trabajador de PDVSA que no quisiera convertirse a la ideología chavista. Y hemos visto cómo el lema del partido de Chávez –Patria, Socialismo o Muerte- le fue impuesto inconstitucionalmente a las Fuerzas Armadas venezolanas.

Por otro lado, el chavismo nunca ha ganado en las elecciones de gremios obreros o profesionales –como la CTV- ni en ninguno de los sindicatos donde no puedan amenazar a los trabajadores, lo que representa una carencia imperdonable para un proyecto político totalitario.

Ahora los empleados de CANTV y SIDOR también trabajan para el gobierno

En consecuencia, una de las respuestas chavistas ante la pérdida de apoyo popular, es transformar a las empresas públicas en empresas estatales, para que pase lo mismo que en PDVSA, nacionalizando a las principales compañías venezolanas -especialmente aquellas que emplean a cientos de trabajadores- para poder chantajearlos como sucede en las otras empresas del gobierno, ofreciéndoles conservar su trabajo a cambio de lealtad política.

Primero fueron CANTV, EDC, algunas industrias agropecuarias y las empresas petroleras de la Faja del Orinoco. Ahora, fueron sumadas SIDOR, la empresa de alimentos Los Andes y el frigorífico más importante de Venezuela. Pero los chavistas no están conformes con los resultados, por lo que también el Presidente ha amenazado a las clínicas y grandes centros de salud privados, a las cadenas mayoristas de supermercados y a las otras empresas que no quieran alinearse con los planes de Fidel Castro de colonizar a Venezuela.

En todas las compañías nacionalizadas está latente el yugo de la Lista Tascón - Maisanta, y el espionaje que funcionarios del gobierno y los servicios de inteligencia cubanos realizan a los trabajadores, sobre todo a los que ocupan altos cargos.

Esto permitirá someter directamente a centenares de miles de trabajadores indefensos, que no podrán recurrir ante ninguna entidad gubernamental para buscar justicia. Del mismo modo, el chantaje facilitará que el chavismo controle los principales sindicatos obreros de Venezuela y conseguirá los votos de aquellos venezolanos que teman que su voluntad política sea rastreada por las máquinas del CNE.

Es decir, las nacionalizaciones que ha hecho el gobierno de Chávez, buscan poner a los obreros y empleados a elegir entre su puesto de trabajo o su militancia en partidos distintos al PSUV. Estas decisiones evidencian la desesperación del Presidente Chávez por la pérdida de apoyo popular y contribuirán a lanzar por un despeñadero las ambiciones de Fidel Castro en Venezuela. Son éste el tipo de cosas con las que Chávez ha decepcionado a los venezolanos y por eso cada vez menos ciudadanos respaldan a su gobierno.


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