miércoles, 7 de septiembre de 2011

Chávez y Gadafi, semejanzas y lecciones

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Muchas de las prácticas políticas que se pueden ver en el chavismo, en Venezuela, eran compartidas por Gadafi, en Libia:

Como Chávez, Gadafi decía que su revolución estaba armada, tenía grupos paramilitares a su servicio, y con facilidad recurría a la violencia ante cualquier cosa que amenazara su régimen.

Como Chávez, Gadafi tenía millones de petrodólares en cuentas particulares y gubernamentales, así que pagaba sumas escandalosas en publicidad personal, hacía ricos a sus colaboradores cercanos, contrataba asesores políticos internacionales, gastaba fortunas en compañías estadounidenses de lobby, se mandaba a hacer películas en Holywood, compraba alianzas extranjeras, y corrompía a cualquiera.

Como Chávez, Gadafi tenía bajo su poder importantes reservas petrolíferas que llamaban la atención de empresas y gobiernos foráneos, lo que le daba poder para negociar una dictadura con los interesados.

Como Chávez, Gadafi convirtió al ejército en un órgano de su partido político, y privatizó de facto las instituciones de su país para utilizarlas en beneficio personal.

Como Chávez, Gadafi hablaba de socialismo y antiimperialismo, consiguiendo con esto cautivar a millones de ingenuos, dañar la economía libia, generar pobreza, y sumergir en el atraso técnico e intelectual a su población.

Como Chávez, Gadafi confiaba parte de su seguridad a mercenarios cubanos que estaban dispuestos a cualquier cosa por dinero, como los pilotos castristas que lanzaron misiles contra los indefensos estudiantes libios.

Y como Chávez, Gadafi sacó provecho de organizaciones regionales colaboracionistas, donde gobiernos sin escrúpulos vendían sus votos al mejor postor. Lo que para Chávez es la OEA de Insulza, para Gadafi fue la Unión Africana.

A todos estos obstáculos se enfrentaron los manifestantes libios. Gadafi y su familia defendieron sus privilegios como fieras heridas, pero el deseo de una vida mejor supera a cualquier dictadura, aunque hay que reconocer que, sin el apoyo democrático internacional, el dictador libio hubiera completado impunemente un genocidio para que Chávez le regalara otra réplica de la espada de Bolívar.

Nos quedan varias lecciones con la caída de Gadafi: Las prácticas mencionadas arriba no son garantías infalibles para los gobiernos anti-democráticos, por más fuerte que sea una dictadura no siempre aplasta al pueblo, el derramamiento de sangre con fines políticos generalmente produce pérdidas humanas irreparables en ambos bandos -no sólo en la facción débil-, la voluntad de cambio de los ciudadanos es fundamental para derrotar una tiranía, y el respaldo de las organizaciones democráticas internacionales demostró ser muy útil.


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