viernes, 14 de diciembre de 2007

Imperialismo en Bolivia

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri

www.morochos.org

Desde que Evo Morales llegó al poder, Lula y Chávez se han estado disputando quién controla al manejable Presidente boliviano, sin ocultar sus intereses en los campos gasíferos de Bolivia. Hasta ahora, esta competencia había sido piloteada fácilmente por el presidente venezolano, quien ayudado por los enormes ingresos que los petrodólares aportan a su gobierno, se acostumbró a dominar al gobierno de Lula.

Chávez quiere a Evo Morales como títere

Al principio de su gobierno, Evo Morales se acercó a Brasil y dijo que Lula era su “hermano mayor”, pero entonces llegó Chávez, le llenó la cabeza de fantasías autoritarias y Morales mordió la carnada atraído por los petrodólares venezolanos. Sin perder tiempo, Chávez convenció a Morales de que hiciera una Asamblea Constituyente y siguiera la ruta del “socialismo del siglo XXI” –el plan expansionista de Fidel Castro para imponer una dictadura comunista en cada país de América Latina-

Por consejo de Chávez, Morales expulsó a la petrolera brasilera –Petrobras- de Bolivia en Mayo de 2006, ocasionando un duro golpe a los intereses brasileros. Como consecuencia, Brasil ha tenido problemas con el abastecimiento de gas en algunas regiones. Por ejemplo, el pasado mes de Octubre, la ciudad de Río de Janeiro padeció una desastrosa escasez de gas que no habría ocurrido si Petrobras tuviera todavía sus operaciones en Bolivia.

Sin embargo, luego de que el Presidente Chávez perdiera el referéndum en Venezuela que le otorgaría más poder constitucional para expandir su populismo en Latinoamérica, existe evidencia de que su liderazgo podría estar desvaneciéndose en Bolivia. La influencia de Chávez ya no es bien recibida entre quienes apoyan a Morales y los bolivianos se quejan frecuentemente por el expansionismo chavista en la región. Esta semana, un avión venezolano fue apedreado por furiosos pobladores bolivianos, que protestaban contra este dominio de Chávez sobre el Presidente Evo Morales.

Lula intenta sabotear los planes de Chávez

Ante tales circunstancias, el gobierno brasilero siente que las cosas han cambiado a su favor y trata de sacar ventaja. Hace dos días, el Presidente Lula da Silva visitó al gobernante boliviano para ofrecerle un programa de inversión de unos $1500 millones de dólares. Lo que incluye un enorme plan de financiamiento para construir carreteras, puentes –por constructoras brasileras- y préstamos para campesinos pobres. Lula está tratando de alejar a Morales de Chávez para quedarse él con todo el botín.

Además, Lula le ofreció a Morales un proyecto de $750 millones de dólares para incrementar la producción de gas, si la petrolera estatal boliviana –YPBF- aceptaba trabajar conjuntamente con Petrobras –Lo que perjudica los planes de PDVSA en esa región-

Chávez y Lula saben que Bolivia es el país más pobre de América del Sur y necesita recursos para fortalecer su sector energético. Lula entiende que las promesas vacías de Chávez no tendrán más fuerza que las acciones concretas de Brasil. Y mientras Chávez va a Bolivia a ofrecer una dictadura socialista controlada por Venezuela, las visitas de Lula prometen desarrollo a cambio de grandes negocios para los brasileros.

El Banco del Sur

Aunque el Banco del Sur nace como iniciativa de Chávez para promover su influencia en Suramérica, sus salones serán otro campo de batalla entre Chávez y Lula.

Como Bolivia es el país más pobre de Suramérica, será el principal cliente del recién creado banco. El problema es que como Brasil es el país que más puso dinero –y que más aportará en el futuro- entre los fundadores, se convierte en el líder de facto del Banco del Sur.

Esta situación también desfavorece a Chávez porque el actor clave para que Evo Morales, o cualquier otro presidente latinoamericano, consiga financiamiento de esta institución, será el Presidente de Brasil. Acontecerá parecido al Mercosur, en donde Brasil es el director de la orquesta.

Bolivia se merece un gobierno autónomo

Aunque los planes de Lula están destinados a deshacer el liderazgo de Chávez sobre Evo Morales, debemos decir que es inconcebible que el Presidente boliviano sea gobernado por las instrucciones que recibe desde afuera. Ni Brasil, ni Venezuela, deben imponer los lineamientos al gobierno boliviano. Bolivia necesita un Presidente que gobierne para sus ciudadanos, no para gobiernos extranjeros.

Lula y Chávez son duros críticos de las políticas unilaterales de Estados Unidos, pero ambos gobiernos se comportan en Bolivia como dos “imperios” peleándose una presa.

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