martes, 23 de junio de 2009

Elecciones presidenciales Irán 2009: Cuestionamiento de la democracia iraní

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Aunque en el artículo 6 de la Constitución iraní se establece que en la República Islámica de Irán la elección del presidente y de los representantes del poder legislativo será resuelta por medio de elecciones populares, y aunque el presidente Mahmoud Ahmadinejad dijo recientemente que la democracia iraní es ejemplo para el mundo, las fuertes protestas callejeras en Irán, causadas por las evidencias de fraude electoral en las elecciones presidenciales del 12 de junio de 2009, demuestran lo que muchos han advertido desde hace tiempo: En Irán no se respeta la soberanía popular sino que una oligarquía maneja el poder de forma despótica.

Esta vez las pruebas de irregularidades en el proceso de votación son tan contundentes que, además de las organizaciones que tradicionalmente hacen denuncias a las violaciones de derechos humanos, hasta los principales mandatarios europeos han dado declaraciones para solicitarle a los líderes iraníes que abran una investigación acerca de las acusaciones de fraude electoral, y para condenar el uso de la brutalidad por parte del gobierno en el manejo de las protestas.

Es decir, el mundo se está dando cuenta de que en Irán aparte de existir un clima de fuerte censura contra la libertad de expresión, opresión a la mujer, persecución a la disidencia y otras violaciones a los derechos humanos, también se le está negando la posibilidad al pueblo de escoger en elecciones limpias a sus autoridades.

Por eso Irán debe entrar en un profundo proceso de reformas democráticas, que resuelvan la falta de garantías ciudadanas reales y replanteen la figura constitucional del “Líder”, el cual es un personaje con mayores potestades que las del presidente pero que es electo a través de un consejo de “Expertos”. Este consejo de “Expertos” a su vez es nombrado por voto directo de una lista de elegidos que revisa y controla el propio régimen, por lo que evidentemente nunca será elegible para el cargo de “Líder” alguien que no le convenga al gobierno.

Acerca de esta figura plenipotenciaria -"Líder”- que describe la Constitución Iraní, los ciudadanos deben considerar cómo se puede calificar de democrática a una nación donde la máxima autoridad del Estado: 1) no es electa de forma directa por los ciudadanos, 2) está por encima del Presidente de la República y 3) tiene poderes constitucionales para regir las políticas del Estado, comandar las Fuerzas Armadas, la policía, los medios de comunicación oficiales y el poder judicial.


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