Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
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Está bien que cada población celebre el carnaval como mejor le parezca, mas que los políticos venezolanos usen los recursos públicos para dilapidarlos en este tipo de festividades tiene otra connotación.
Venezuela es un país que se encuentra bastante lejos de considerarse desarrollado. A pesar de manejar un presupuesto mucho más grande que varios Estados europeos, sus elevados índices de pobreza limitan la vida de más de 15 millones de personas todos los días, pero hasta en el municipio más alejado y pobre de esta nación sudamericana organizan una costosa fiesta de carnaval, no hay alcaldía venezolana que no gaste fortunas en invitar artistas famosos para ponerle lujo a sus celebraciones.
El que Leonardo Villalobos anime una tarima en una ciudad tan pobre como Carúpano, por decenas de millones, no mejora el deplorable estado de los hospitales que la gente usa cotidianamente. Así como tampoco que Chino y Nacho cobren un dineral a una alcaldía, por cantar en sus carnavales, tendrá correlación con la superación de la epidemia de dengue en Venezuela, pero los negligentes estadistas que mandan en este país parecen pensar exactamente lo contrario.
Venezuela gasta nada más que 0.6% de su PIB en investigación y desarrollo, la mayoría de sus universidades sólo se dedica a repetir el conocimiento elaborado en los centros de estudios del primer mundo, y se trabaja con la tecnología que se diseña-produce en EEUU, Europa y Asia. Sin embargo, lo que verdaderamente mejorará al país, creen estos "iluminados" de la política, es si el grupo Aventura viene a recitar 4 canciones en Puerto Cabello por un monto que cubriría el presupuesto de un escuela típica venezolana durante un año entero.
Lo peor de todo es que cuando la gerencia del disparate pasa su factura, entonces muchos venezolanos reflexionan bajo una lógica tan atrasada como la ideología chavista: "nuestras desgracias son culpa del hombre blanco", "el imperio", "nos saquearon". Después de tantas décadas aplicando la misma fórmula, ¿todavía creen los alcaldes de El Callao y Carúpano que por ahí está la ruta al progreso? ¿Cómo estarían estas ciudades si sus mandatarios en vez de gastar el dinero en carnavales, durante tantos años, lo hubieran invertido en infraestructura y programas de vivienda, por ejemplo?
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Uds tienen toda la razón y estoy bien seguro de que la gran mayoría piensa igual, que les queda a esos pueblos tan pobres después de carnaval? siguen con la misma miseria y necesidades, yo tampoco estoy de acuerdo en pagar esas sumas de dinero en eso, sobre todo cuando falta tanto por hacer
ResponderEliminarQue comentario tan acertado amigos Morochos, agamos critica constructiva, el Estado Vargas, maltratado por los gobernantes de turno La gobernacion se ha gastado un dineral en difrazar las paradas nuevas, con ese gasto que han hecho en estos carnavales ya estuvieran solucionado los problemas de los dangnificados, se hubiese afaltado las vias que esten peor que cuando ocurrio el deslave una tarima para el defile de 10 de marzo que me imagino que cuesta una millonada para el defile no digo que cuendo la cuarta republica se colocaba una tarima pero esta creo que le van a colocar aire acondicianado, señores los invito a mi aruinado estado y constaten lo yo escribo da lastima voy a ir al defile con mi pancarta a ver si me dejan defilar para protestar por lo aruinado que esta mi estado despues si estoy lebre les hacho el cuento de lo ocurrido hasta el viernes 11 de marzo que pasen feliz carnaval ..........carlos remigio
ResponderEliminarLo que pasa, queridos amigos, es que ya ni el carnaval le sirve al gobierno para disfrazar su torpeza. Y ni con traje de Gadafi arrepentido ni con disfraz de caperucita podrá salir del atolladero, pero el país sí saldrá del suyo a partir del 2013.
ResponderEliminarEs evidente que estamos ante la presencia de un problema netamente cultural y lo digo en funciòn de que siempre hemos sido rumberos por naturaleza y no escatimamos esfuerzo ni dinero cuando de fiesta se trata. Aunque existan otras necesidades, sencillamente no le prestamos atenciòn ya que lo verdaderamente importante es "rumba" pero Venezuela es otra y obviamente ya llegò el momento de poner los pies sobre la tierra. Son infinitos los recursos econòmico que se invierten en dichas celebraciones que fàcilmente podrìan ser invertidos en obras que perduren en el tiempo y generen ingresos a la naciòn.
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