Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri
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Barack Obama vino a Brasil, Chile y El Salvador la semana pasada, en una visita que tenía entre sus principales objetivos re-entusiasmar a los latinoamericanos con la democracia y lanzar críticas hacia los modelos castrocomunistas de la zona. Terminada esa peregrinación, cual dos candidatos que compiten por ganarse al electorado, Chávez anuncia una gira parecida por Argentina, Uruguay, Bolivia y Colombia, tratando de recalentar el sentimiento anti-Estados Unidos y la simpatía por el sistema cubano-venezolano.
Pero ese propósito no es el que hará que este nuevo periplo regional de Chávez haga más ruido que la visita de Obama. De los cuatro países que visita, es Bolivia donde Chávez tiene las mayores posibilidades de provocar fuerte controversia, pues Evo Morales adelanta justo en estos momentos una intensa campaña para que Bolivia recuperé la salida al mar, misma que no será nada extraño que Chávez apoye por medio de sus características imprudencias.
En otra idea, llama la atención la visita a Colombia y la no-visita a Brasil. La escala en la tierra de Santander evidencia que entre Caracas y Bogotá las relaciones están estrechándose, a pesar de las diferencias ideológicas. Mientras que la no-visita a Brasil tiene una lectura distinta. En su travesía por el Sur, Chávez bordeará la nación carioca sin pasar a tomarse algo con la presidenta Dilma Rousseff, dejándole claro a Itamaraty que la petro-chequera chavista no está contenta con la reciente visita de Obama a Brasil, ni con la lejanía que ha mostrado la nueva gobernante brasileña para con la "revolución bolivariana".
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