jueves, 14 de octubre de 2010

Medidas de choque a la cubana

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

Cuando Fernando de la Rúa propuso en Argentina una agenda de disciplina fiscal y privatizaciones que copiaba la receta del FMI, más de un izquierdista en América Latina tuvo que ser hospitalizado debido a afecciones cardíacas. Irónicamente, ni siquiera en la Argentina de Domingo Cavallo, ni aún en la endeudada Grecia actual, a los tecnócratas del FMI se les ocurrió un programa económico tan despiadado como el que ha venido aplicando el gobierno de Cuba.

Al mejor estilo de Milton Friedman, el régimen cubano habla ahora de la necesidad de eliminar "gastos irracionales", pero se inclina por una política económica que abochornaría inclusive al padre del neoliberalismo. El 10% de la masa laboral cubana fue despedida de su tradicional empleo estatal como medida de ahorro y echada a la calle para que sobreviva como pueda, sin seguridad social, salario fijo o garantías legales sólidas para iniciar su propia empresa. 500 mil seres humanos a quienes, además, sólo se les permite abrir pequeñas peluquerías o ventas de comida ambulante, lo cual implica que toda una masa de ciudadanos debe fundar al mismo tiempo negocios idénticos, para competir salvajemente en un arcaico mercado con muy poco movimiento monetario.

Por si fuera poco, como estas personas que fueron abandonadas a su suerte tienen años trabajando para una burocracia marxista, no tienen la preparación o la experiencia que los negocios privados demandan, hecho que empeora su situación.

Para colmo, estos nuevos micro-empresarios locales deberán hacerle frente a los gigantes que vienen de afuera, puesto que Cuba está también privatizando varios sectores de su economía para que el capital privado internacional genere el desarrollo que la administración comunista nunca pudo materializar.

Y al igual que casi todos los gobiernos que piden ayuda al Fondo Monetario Internacional, en Cuba se ven obligados a practicar medidas de choque una vez que tienen el agua al cuello, lo que se traduce en ajustes más traumáticos.

Agreguen las palabras humanismo, socialismo o lucha contra el calentamiento global, las que combinen mejor con una propaganda leninista, pero lo que los Castro están haciendo en materia económica es un apretón tan cruel que no recordamos haber visto algo parecido en ninguno de los rescates financieros del FMI.


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