martes, 11 de septiembre de 2007

La diáspora venezolana

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri

www.morochos.org

Cada vez que un gobierno opresor se instala en algún lugar del mundo, inmediatamente convence con sus hechos a los ciudadanos de que el gobierno se dirige a consolidar un régimen del terror y a perseguir, en cualquier forma, las vidas y propiedades de todas sus víctimas. Por el espanto, se genera una ola de emigrantes y desplazados que intentan huir de la calamidad que significa vivir bajo este pesado cetro.

Por ejemplo, cuando Fidel Castro llegó al poder en Cuba, a principios de los años sesenta, sus resultados nulos y la persecución terrorista de todo aquél que se opusiera a su gobierno, desencadenaron emigraciones masivas de cubanos que querían huir de ese régimen esclavista.

Lo mismo está ocurriendo actualmente en nuestro país. Venezuela, que alguna vez fue una nación receptora de emigrantes que buscaban una mejor vida, ahora también se ha convertido en un exportador de humanos, como todos los países mal gobernados del mundo.

Hablan los números

Cuando el actual presidente fue elegido en 1998, sólo 14 venezolanos solicitaban asilo político en Estados Unidos. Pero con el viraje radical que ha dado el presidente de Venezuela hacia el socialismo y todas las medidas autoritarias que ha tomado, como el cierre de RCTV, la amenaza de eternizarse en el poder, el proselitismo dentro de las FAN, los pocos resultados en la lucha contra la delincuencia y las constantes amenazas a la propiedad, la libertad de expresión y los demás derechos humanos, han ocasionado que las solicitudes de asilo, sólo a Estados Unidos, se multiplicaran para superar las mil peticiones el año pasado.

Eso, sin contar los 160.000 venezolanos que se encuentran actualmente en Estados Unidos viviendo como emigrantes ilegales, renuentes a regresar al país en el que se ha convertido Venezuela. Y sin considerar el gran número de venezolanos que se han ido a Europa, Australia, Medio Oriente y otros países de Latinoamérica.

Los ciudadanos más preocupados son los que tienen hijos menores, a quienes el gobierno amenaza con convertirlos en milicianos que “darán su vida por el comunismo –patria, socialismo o muerte-”. Luego siguen, en la escala de preocupación, aquellos que saben que el modelo cubano significa persecución, pobreza, desgracia y esclavitud.

El número de venezolanos huyendo es comparable a países con graves problemas como Colombia o Haití. Y los venezolanos que emigran son numéricamente más que los emigrantes de Irak, un país que se está ahogando en la violencia.

La emigración es típica de los malos gobiernos

Un gobierno moderadamente sensato debe saber que cuando sus ciudadanos deciden salir de su país natal, no es porque todo esté marchando perfectamente, al contrario, es un indicador de que las cosas se están haciendo tan mal, que es insoportable vivirlas.

La emigración, es un voto real en contra del gobierno del país del que se emigra, ya que el ciudadano prefiere someterse a las leyes de otro régimen antes que a las obligaciones de su patria natal.

Como Estado, Venezuela está padeciendo uno de los peores efectos secundarios del mal gobierno que tenemos en la actualidad. Estamos perdiendo a profesionales, estudiantes, pensadores, trabajadores, artistas, amas de casa, niños y gente de bien que pudo haber hecho su vida aquí en nuestro país, enriqueciéndonos como nación. Nos preguntamos: ¿Qué clase de estadista puede tener como política fomentar que los ciudadanos huyan de su país?

Así como alguna vez fuimos favorecidos por la migración que recibimos de todos los países del mundo, el actual gobierno nos está convirtiendo ahora en un país del que huyen los ciudadanos.

La emigración empobrece a nuestra patria en todos los sentidos. Si se revisa la historia, nos damos cuenta de que los países que se desarrollan atraen a las gentes de todas las culturas, mientras que los países que retroceden espantan a todo el mundo, incluyendo a sus propios ciudadanos.

Europa y Estados Unidos deben imponer severos controles para moderar la cantidad de inmigrantes que reciben cada año, ya que los resultados de esos sistemas políticos atraen a todos los pueblos de la Tierra. Mientras que los países mal gobernados, como Cuba, imponen severos controles para controlar que nadie salga de la isla de la esclavitud. Pregúntese: ¿Será que en Europa o en Estados Unidos se vive mejor que en los países esclavistas como Cuba? ¿O será que la gente se muda a los países del norte porque están cansados de vivir en la prosperidad del socialismo cubano?

Obviamente, las personas abandonan Cuba y los regímenes ineficientes para buscar mejoras en su calidad de vida.

El socialismo del siglo XXI, del actual presidente de Venezuela, tal vez sea muy útil para desarrollar la corrupción, el crimen, la pobreza y la división de los países, pero es un régimen que tiene malos resultados en términos de lo que es un Estado. La emigración es un síntoma de fracaso para un sistema político. El socialismo del siglo XXI ha fracasado, porque es un régimen que produce emigrantes en lugar de inmigrantes. La revolución socialista venezolana ya superó al puntofijismo en ciudadanos expatriados.

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1 comentario:

  1. Primero q todo veo una opoinion parcial,con argumentos poco confiables tus comparacion con colombia es un crimen pues la imigracion
    colombiana es multicausal y mas desplazados q refugiados otro punto devil no dices q los exiliados hacen parte de una clase media alta y revisa el concepto de diaspora falta mas argumentacion y compara la diaspora española quienes llegaron a nuestro paises combatientes socialistas y anarquista.la categoria de exiliado no sinonimo de inmigrante
    el irse de su país por desacuerdos sobre politica
    no te convierte en perseguido político se necesita ser amenazado o se violen tus derechos además salir de tu pais y no perder tus derechos, tu cuidadania y pa colmo poder votar, disculpa eso no se considera ser exiliado incluso ni ser parte de una diaspora. Este es un fenopmeno de autodestierro y si quieres responde puntualmente a mis cuestionamientos.

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