viernes, 13 de julio de 2007

La debilidad del déspota

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri

www.morochos.org

Los dictadores y sus cómplices, tienden a pensar que las armas y el control institucional son todo lo que necesitan para mantener el gobierno. No obstante, existen teorías que cuestionan a estos elementos como el centro de gravedad del poder.

Según los trabajos de James C. Scott, lo ataques más nocivos para los regímenes dictatoriales, provienen de sus propios partidarios, los cuales, aunque muestran una postura de lealtad en su vida pública, hospedan un elemento interno que no se somete al dictador.

Los regímenes totalitarios contradicen la naturaleza humana al creer que pueden eliminar la libertad de la conciencia, pero se equivocan. Se ha estudiado que las personas que viven en comunismos, fascismos y otros regímenes opresores, nunca llegan a someter su mente a los designios del tirano. Incluso los más fanáticos aduladores del dictador, expresan una opinión a viva voz, pero en su interior piensan y deciden de acuerdo a sus valores e intereses. (Scott, 1990).

Estos mismos estudios demuestran que los regímenes totalitarios son los que más padecen sabotajes de sus propios partidarios: Secretarias que son más lentas, obreros que ocasionan “fallas accidentales”, trabajadores que pierden documentos “sin querer”, aliados que “olvidan” lo que tenían que hacer, informantes internos que revelan a la oposición todos los secretos del gobierno, fiscales que duermen los casos o cometen errores jurídicos intencionalmente, alcaldes que no recogen la basura, ministros que no ejecutan las obras, militares que liberan presos políticos y todo tipo de ataques velados al régimen, que a la larga dan al traste con la dictadura.

La debilidad del dictador es la conciencia de las personas que lo sirven, sus cómplices y militantes. Si revisamos la historia, podemos verificar cómo, hasta los hijos y familiares de los tiranos, se cuentan entre sus principales disidentes. En esta oportunidad, le presentamos estos siete electrizantes ejemplos:

1) La hija de Fidel Castro, Alina Fernández Revuelta, dirige desde Miami un programa de Radio con un corte editorial muy crítico a la Revolución castrista, lo que le ha ganado ser una de las heroínas de los exiliados cubanos.

2) Un sobrino de Castro, llamado Lincoln Rafael Diaz Balart, es actualmente congresista del Congreso de los Estados Unidos por parte del partido Republicano, y mantiene una línea tan anticastrista, que haría sonrojar a cualquiera en el Pentágono.

3) Una hermana de Castro, Juanita Castro, al irse a vivir a Estados Unidos huyendo del gobierno de su hermano, declaró a la revista Time: “No puedo permanecer más tiempo indiferente a lo que está pasando en mi país (…) mis hermanos Fidel y Raúl han hecho de Cuba una enorme prisión rodeada de agua, el pueblo está clavado a la cruz del tormento que nos ha impuesto el comunismo internacional”. (Revista Time, 10 de Julio de 1964).

4) Otro hermano de Castro, Ramón, también autoexiliado, declaró a la revista Time, y dijo, entre otras cosas: “…Las medidas antirreligiosas de Fidel enfurecieron a su madre. Cuando Castro se declaró un verdadero Marxista Leninista, Juanita (la hermana) levantó las manos en desesperación”. (Revista Time, 10 de Julio de 1964).

5) Otra valiente mujer, Svetlana, hija del dictador de dictadores, Joseph Stalin, una vez muerto su padre (quién odiaba a las democracias Occidentales) emigró a los Estados Unidos y se graduó allí en historia de ese país. Hoy día vive en Wisconsin y ha revelado muchos de los crímenes de su padre y de las dictaduras soviéticas.

6) El primer veredicto, que ponía fin a la dictadura de Pinochet en Chile, fue pronunciado por su General de mayor rango y confianza, quien la noche del plebiscito y antes de que la autoridad electoral decretara el resultado, le dijo públicamente a un periodista de televisión “parece que ganó el No”. Declaración que enviaba el mensaje a la autoridad electoral y a la nación, de que las Fuerzas Armadas chilenas respetarían el voto popular, aún cuando desfavorecía al dictador.

7) Saddam Hussein fue entregado a las fuerzas extranjeras por su propio yerno y oficial de confianza, a sabiendas de todo lo que le esperaba.

Estos son apenas unos ejemplos, pero la historia está llena de miles de casos, que van desde presentaciones en televisión de esposas atormentadas diciendo “Presidente… oiga al pueblo”, hasta la negativa a obedecer del General que menos se esperaba. La consciencia es tan poderosa, que somete hasta los intereses más mezquinos y egoístas de los secuaces del dictador. Ella es la principal aliada de la libertad, porque siempre está ahí como un juez imparcial y plenipotenciario sobre el cuerpo. No hay fuerza humana capaz de someterla, por eso, siempre es más probable que una dictadura fracase a que tenga éxito.

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