El petróleo en la política de África

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri
www.morochos.org

África se ha convertido, junto con el Medio Oriente, en la principal región proveedora de petróleo para las potencias mundiales.

Para 1993, las principales naciones africanas productoras de petróleo (Nigeria, Angola, Camerún, Chad, Guinea y Gabón), exportaban unos 494.000 barriles diarios a los Estados Unidos (Según cifras de la IEA). Lo que representaba el 7% del consumo petrolero estadounidense. Para el mismo año, los países del Golfo Pérsico exportaban 1,6 millones de barriles diarios, más o menos el 25% de las importaciones de Estados Unidos.

En 2006, el petróleo africano constituyó el 18% de las importaciones petroleras de Estados Unidos, con 1,8 millones de barriles diarios. Un poco por debajo del Golfo Pérsico, que exportó 2,2 millones de barriles diarios para conservar el 21% de las importaciones diarias de petróleo de Estados Unidos.

Sin embargo, el auge del petróleo no ha ayudado a los países exportadores de crudo de África en materia política. La mayoría de ellos son gobernados por dictadores o gobiernos ilegítimos. Irónicamente, los países no petroleros y más pobres de África (Senegal, Malí, Liberia, Burundi y Ghana) son los que han logrado los mayores avances en materia democrática.

Si analizamos individualmente los casos de los exportadores petroleros africanos vemos el siguiente panorama:

Angola está apenas emergiendo de la guerra civil más larga del continente. Chad, el cual ha estado exportando únicamente petróleo durante varios años, está inmerso en una guerra fratricida. Y por si fuera poco, su vecino Camerún, el puerto por donde Chad saca sus exportaciones, es gobernado por un dictador que tiene más de veinte años en el poder.

Por otra parte está Guinea, donde el ingreso per capita, gracias a los petrodólares, es uno de los más altos del mundo. No obstante, Guinea es uno de los países con peor desempeño en el índice de desarrollo humano de Naciones Unidas.

Luego está Nigeria, el principal productor de crudo africano y uno de los tres suplidores más importantes de Estados Unidos. Nigeria comenzó a exportar petróleo en 1958, dos años antes de independizarse de Inglaterra. A pesar de todos los millones de dólares que ha recibido Nigeria durante todos estos años, la mayoría de los 140 millones de nigerianos permanece pobre. De acuerdo a la ONU, el 70% de los nigerianos viven en la pobreza y subsisten con menos de 2 dólares diarios.

Al igual que en casi todos los productores de petróleo de los países emergentes, en Nigeria la mayor parte de los petrodólares fueron robados por políticos corruptos o utilizados para “comprar dictaduras” (llenando bolsillos extranjeros). De acuerdo a cifras del Banco Mundial, 300.000 millones de dólares provenientes del negocio petrolero en Nigeria se encuentran desaparecidos. En contraste Noruega, otro país petrolero pero mejor gobernado, tiene más o menos esa misma cantidad de dinero en un fondo gubernamental donde se depositan los excedentes del negocio petrolero.

Nigeria es uno de los países con el peor índice de desarrollo humano del mundo de acuerdo a la ONU, ocupando el puesto 159 de 177. En cambio, la sólida democracia de Noruega ocupa uno de los primeros lugares en cuanto a calidad de vida.

Según investigaciones, el último dictador nigeriano, Sani Abacha, logró apropiarse ilícitamente de varios miles de millones de dólares mientras gobernó, de los cuales solamente $730 millones fueron recuperados. Mientras tanto la infraestructura petrolera nigeriana está viniéndose abajo y, como consecuencia, ninguna de sus grandes refinerías es operativa, lo que deja a este gran productor de crudo africano fuera del negocio de la gasolina.

Nigeria está llena de megaproyectos planeados e iniciados pero nunca terminados por falta de dinero. Los dictadores militares de Nigeria se dedicaron a disfrutar del poder y a endeudar al país, lo que ha hundido a esta nación en el atraso.

Casi todos los países africanos estaban gobernados por dictaduras militares en los años setenta, aunque varios son ahora países democráticos. Pero al igual que en Latinoamérica, la mayoría de las jóvenes democracias han demostrado ser tan corruptas como las antiguas dictaduras, por el personalismo y la falta de controles. Hecho que, al igual que en otras latitudes, ha sido aprovechado por sectores radicales para proponer esquemas antidemocráticos.