viernes, 29 de junio de 2007

Más allá de Caracas

Autores:
Luis Alberto López Rafaschieri y José Alberto López Rafaschieri

www.morochos.org

Entre las muchas consecuencias de los errores políticos que han venido cometiendo todos los gobiernos en nuestra amada Venezuela, se encuentra la falta de planificación en el desarrollo integral del Estado venezolano. Lo que ha provocado la concentración del progreso, casi exclusivamente, en la ciudad de Caracas.

No existe en Venezuela una ciudad que se le compare a Caracas en densidad de población, manejo de recursos, infraestructura, centros culturales y deportivos, vialidad, presencia de instituciones gubernamentales, número de unidades educativas (que van desde escuelas primarias hasta universidades), desarrollo tecnológico, clínicas, hospitales, urbanizaciones, producto interno bruto, salarios, complejos industriales, comercios, centros financieros y demás.

Nuestros políticos han estado siempre tan desorientados, que nunca han prestado atención a este problema. El mayor castigo de tal desidia, lo constituye la migración de la población de otros estados hacia la ciudad capital, lo que va desproporcionando más el desarrollo y deja sin su principal recurso a estos estados: su capital humano. En la otra cara de la moneda, todos estos habitantes se vienen a Caracas buscando mayor calidad de vida, encontrándose con una ciudad también mal gobernada, caótica, llena de basura, sin vivienda, con problemas de tráfico, sin espacio, sin urbanismo, con precios más altos en todo, desordenada, insegura e incapaz de dar la calidad de vida apropiada a quienes la habitan. Es decir, con esta situación, tanto las regiones como Caracas pierden.

Como hemos dicho en otras oportunidades, los modelos políticos autocráticos se dedican a concentrar y a centralizar el poder. La mayoría de nuestros gobernantes han sido autócratas, que como han establecido su centro de poder en la ciudad de Caracas, desde allí disponen de todos los recursos, importándoles poco el bienestar de sus conciudadanos en el interior del país. Esto acostumbró (por fuerza y por tradición) a las personas de otros estados, a delegar su autonomía en el caudillo central, a cederle ciegamente sus recursos sin derecho a exigir y a esperar de él todo plan o propuesta para hacer cualquier cosa importante en estas provincias.

Este desarrollo desproporcionado entre Caracas y las regiones está ligado en primer lugar a la irresponsabilidad de quienes gobiernan y en segundo lugar a la falta de democracia.

El hecho de que los ingresos de la nación se administren desde Caracas, no significa que las principales inversiones públicas deben ser realizadas en el Distrito Federal. La solución a este problema no es invertir únicamente en la capital para que soporte todo la inmigración, la solución es desarrollar las regiones, crear oportunidades, desarrollo y bienestar para sus habitantes. Esto desconcentraría la población y beneficiaría a la propia Caracas. Tenemos un país extenso, ocupémonos de él en su totalidad.

1 comentario:

  1. Morochos, el centralismo como concentración de poder es una realidad presente en nuestras sociedades desde tiempos de la colonia. Recordamos el texto de Veliz, "La Tradición Centralista de América Latina", en donde se estudia la herencia de centralismo que dejó la colonia hispana. Comparto con ustedes que debemos impulsar políticas que reviertan esta realidad, más allá de lo difícil que pueda ser cambiar una tradición tan antigua y que ya está impregnada en nuestra cultura. Llama la atención al analizar estos temas que hoy en día nos encontramos con unos actores políticos que vociferan a los cuatro vientos su independencia del imperio, su nacionalismo, su sentido patriota anti realista; y en el fondo son absolutos exponentes de la herencia que el imperio realista español nos dejó.
    Eduardo Soto

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