martes, 13 de noviembre de 2007

Los malos gobiernos nos han transformado en un país inestable y violento

Autores:
José Alberto López Rafaschieri y Luis Alberto López Rafaschieri

www.morochos.org

Desde hace mucho tiempo, a los venezolanos se nos repite una y otra vez que somos gente pacífica. Nos hablan de que nunca hemos participado en conflictos extranjeros y de que, como nos gusta mucho reírnos, siempre terminamos llevándonos por las buenas.

Pero existen razones para pensar lo contrario. Todos los días la población es azotada por altísimos índices de violencia domestica y callejera, nuestras diferencias políticas las resolvemos con agresiones de todo nivel y tenemos muchísimos hechos violentos que contar en nuestra historia.

Una historia llena de violencia

Antes de que los europeos llegaran a estas tierras, los aborígenes que aquí se asentaron vivían en constantes conflictos. Las culturas precolombinas americanas experimentaron guerras de expansión, esclavismo, sacrificios humanos, rebeliones, despotismo, golpes de Estado y, en general, los mismos males que otras culturas de la humanidad.

Luego llegan los colonizadores europeos, quienes a filo de espada implantaron su civilización en el continente americano. Se practicaron todos los abusos conocidos y se inventaron otros. La sociedad fue dividida en clases sociales y en clases raciales. En Venezuela el ser blanco criollo o peninsular, mulato, indio, zambo o negro determinaba la posición de cada quien. Este racismo no se borró con la simple declaración de la igualdad de los seres humanos en las Constituciones posteriores a la independencia.

Después vienen las guerras de independencia, traen consigo la independencia de la República, pero también muchas muertes, divisiones familiares, hambre y luchas internas por el control de la recién nacida Venezuela.

Ahora las facciones que pugnaban por gobernar instauraban regimenes de caudillos, hombres fuertes cuyo principal propósito no era el bienestar nacional sino la exterminación de las facciones opositoras. Vivíamos en guerras de caudillos, derrocamientos y elecciones manipuladas, mientras los problemas de la población eran dejados a un lado y se acumulaba la desigualdad, engendrando tensiones sociales.

La olla explota con la guerra civil del siglo XIX, los grupos políticos del momento fueron incapaces de conciliar intereses y plantean una solución armada al conflicto. La mortandad es colosal y todo queda destruido, los problemas sociales se siguen dejando para después y Cipriano Castro se adueña del poder, un hombre cruel que vivía de negocios ilegales como el contrabando.

Castro es derrocado por Gómez, un militar que establece la dictadura más sangrienta del siglo XX en Venezuela. Después de décadas de opresión y asesinatos, Gómez es sustituido por otro militar –ex oficial de Cipriano Castro-, Eleazar López Contreras, quién suaviza la represión pero aplica medidas autoritarias contra la población que demanda cambios.

La presión y los intereses políticos hacen que nombren a Medina Angarita como nuevo Presidente. Un golpe de Estado acaba con su mandato y se establecen gobiernos de transición que acaban con el asesinato del Presidente Chalbaud. Se nombran otros gobiernos de transición que culminan en el golpe de Estado del General Marcos Pérez Jiménez, otro sanguinario dictador que no supo gobernar a Venezuela.

Pérez Jiménez se enfrenta a grupos democráticos que lo derrocan en un movimiento cívico-militar el 23 de enero de 1958. Los tres primeros gobiernos democráticamente electos que gobiernan Venezuela luego de la dictadura de Pérez Jiménez, se enfrentan a grupos comunistas que quieren imponer una revolución socialista armada en nuestro país. Son años de mucha inestabilidad y combates entre las Fuerzas Armadas venezolanas y estos grupos subversivos.

Las fuerzas comunistas son apaciguadas pero el país esta lleno de necesidades históricamente desatendidas, la corrupción y los malos gobiernos de las últimas dos décadas del siglo XX, provocan en Venezuela levantamientos populares que demandan solución a sus problemas. Se desarrolla el Caracazo en el año 1989, con centenares de pérdidas humanas y materiales.

Las protestas estudiantiles se manifiestan en todo el país, hay saqueos generalizados y la inestabilidad política envía señales de la necesidad de un cambio. En 1992, el actual Presidente y su grupo se lanzan en dos intentonas militares que le echan más leña al fuego. Los noventas son una década en donde los índices de criminalidad comienzan a salirse del control de las autoridades.

Desde entonces los venezolanos nos comenzamos a acostumbrar a los secuestros, al robo de vehículos, a los atracos con armas de fuego, al sicariato, a los enfrentamientos en los barrios y a las cifras rojas que nos enlutan todos los días.

Los golpistas de 1992 llegan al poder en 1999. Prometen reformar Venezuela. En ocho largos años de mentiras, las divisiones internas han empeorado, el crimen es descuidado para que el Presidente pelee todos los días con algún sector descontento de la nación. Las descalificaciones, insultos, amenazas y actos de violencia se hacen cada vez más cotidianos, sobre todo los lanzados desde el Poder Ejecutivo Nacional, el primero que debería dar el ejemplo.

En estos ocho años, la inestabilidad generada por el mal gobierno del Presidente Chávez ha levantado a todos los sectores del país, incluyendo a los estudiantes y a la Iglesia. Los problemas sociales se han empeorado porque la actual administración se dedica a pugnas partidistas y no a gobernar. Hemos vivido paros nacionales, golpes de Estado –renuncia del Presidente según el General Lucas Rincón y vacío de poder según la Corte Suprema de Justicia-, marchas, contramarchas, pronunciamientos militares, despidos masivos de la administración pública, listas de disidentes para ser perseguidos –la lista Tascón y Maisanta-, tiroteos en manifestaciones, discriminación por la postura política y, por si fuera poco, se propone ahora una reforma constitucional discriminatoria que dejará de lado a grandes sectores de nuestro país, hecho que eventualmente alentará aún más los conflictos.

Necesitamos aprender a convivir

Lo que somos como país en la actualidad, es la síntesis de todas las experiencias históricas que hemos vivido. Si nos fijamos en tantos hechos violentos que tiene nuestra historia, debemos asumir que, aunque nos caracterice el buen humor, somos un pueblo que necesita modificar sus hábitos de convivencia.

Tantos malos gobiernos y grupos que luchan por el poder político, han llenado nuestras vidas de zozobra, de engaños, de constante amenaza, de decidía ante los malestares sociales, de golpes de Estado, de violencia a todo nivel y de discursos cargados de odio.

En nuestra historia ya tenemos una guerra civil y cientos de episodios armados por no saber resolver nuestros problemas. Si Venezuela no se transforma en una sociedad donde todos sean incluidos sin discriminaciones, y si no se desarrolla un sistema político donde todos participen –rojos, blancos, negros, verdes amarillos, anaranjados, azules, etc- sin que nadie atropelle a nadie, sea mayoría o minoría, seguiremos atravesando el mismo camino de sufrimiento, desigualdad, inestabilidad y violencia que nos ha caracterizado como nación.

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1 comentario:

  1. Gracias por pasar por nuestro blog y detenerse a comentar,veo que son venezolanos y me da mucha alegria que sus ideas sean antichavistas o diplomaticamente "Logicas" siento que no todos piensen igual.Los gobiernos que transforman a un pais en inestable y violento son gobiernos inestables y vilentos.Un pueblo no es nada mas que un gran espejo de sus gobernantes!(Miremos hacia cuba).
    Gracias nuevamente por visitar nuestro blog.
    Good bless you guys!

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